En un planeta donde más de la mitad de las personas habitan en entornos urbanos, el uso de vehículos individuales con motores de combustión interna llena las ciudades de óxidos de nitrógeno y partículas finas, con grave riesgo para la salud. Por eso el “car sharing” (compartir coche) parece una solución oportuna y sostenible.
Al transporte hay que achacarle el 20% de todas las emisiones, según datos de la Universidad de Oxford. Y de ellas, el 45% están vinculadas con la movilidad de personas por carretera. En las grandes ciudades, el transporte y la calefacción son los principales agentes activos en la contaminación atmosférica.
Es un sistema para compartir vehículos mediante una plataforma digital que pone en contacto a los usuarios con los coches. Se accede al vehículo solo cuando es preciso el uso. No existe obligación de tener uno en propiedad. Solo se paga por su utilización una tarifa donde entran todos los costes asociados.
15 millones en Europa
Los orígenes del “car sharing” se remontan a la década de los setenta. Se trataba de un vehículo cilíndrico, que funcionaba con una batería eléctrica y se desplazaba por las calles de Ámsterdam (Países Bajos). Era conocido como Witkar.
En la actualidad, solo en Europa 15 millones de personas usan los servicios de car sharing en sus distintas modalidades (uso temporal de vehículos, vehículos compartidos o préstamo de vehículos), según el informe Car Sharing in Europe, realizado por Deloitte. Entre los operadores en España figuran Share Now, Free2Mov, Zity, Respiro y Ubeeqo.
Se trata de una idea de movilidad que surge en el seno de la economía colaborativa, estimulada por la importancia de las plataformas digitales. Según el estudio de Deloitte, se divide en tres grupos: “Free-floating”, modelos estacionarios y modelos P2P.
El modelo “free-floating” permite coger y dejar el automóvil en cualquier punto en el interior de un área de servicio determinada. Se utiliza preferentemente para trayectos cortos o como añadido a otros sistemas de transporte.
En el modelo estacionario, el vehículo está situado en estaciones asociadas al servicio y es en este lugar donde se recogen y aparcan. Ideales para viajes de cierta distancia o trayectos de ida y vuelta. De alguna manera sustituyen al alquiler de vehículos de toda la vida, pero de una forma más flexible.
De uso residual, al menos de momento, en el modelo P2P la plataforma pone en contacto a dueños de automóviles privados con el usuario en cuestión.
Compartir coche para ir al trabajo
Compartir coche para desplazarse al trabajo es una de las opciones. Práctica conocida como “Carpooling corporativo”, resulta de una iniciativa por lo común que parte de la propia empresa. De esta manera se cumple con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 (“Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”) y el 13 (“Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”).
¿Y cuáles son sus ventajas? Reduce el tráfico porque el aumento de la ocupación media de los vehículos limita el número de coches que circulan, con lo que descienden los cuellos de botella cuando se entra y se sale de las instalaciones. El fomento de coche compartido entre los trabajadores genera una reducción de las emisiones de CO2 de alcance 3 de la compañía.
También se produce un significativo ahorro de costes para la empresa, si dispone de flota corporativa, y para los empleados, que comparten los gastos con sus compañeros. Se provoca, además, una optimización del suelo disponible en la empresa. Así, se logra que descienda la superficie usada para aparcamientos y que pueda ser destinada a otros fines.
Con la app de Ciclogreen, los empleados pueden obtener premios por compartir el coche a diario. La aplicación localiza a los mejores compañeros para compartir vehículo y los ordena por afinidad con el trayecto.
Cambio de hábitos
Los distintos estudios señalan que compartir coche se debe a un cambio de hábitos más vinculado a la gente joven, con buen nivel de renta y necesidades concretas. Además, depende de la zona de residencia, porque prácticamente no se da fuera de las grandes ciudades. El crecimiento del “car sharing” se está dando sobre todo en Asia y Europa.
Compartir coche es más eficiente que otros servicios como el “ride hailing” (taxis, Uber), pues en estos siempre hay viajes vacíos. También se consigue reducir el parque de coches individuales y favorecer la renovación de la flota. Del cambio del automóvil se encarga la empresa operadora (otra ventaja para el usuario), lo que motiva que en el parque automovilístico aparezcan nuevos modelos que contaminan menos. La apuesta en este sector es decidida por los coches eléctricos.
¿Y qué opinan los usuarios? Pues el posible ahorro y evitar los costes de seguros y mantenimiento es un plus para ellos, que no se gastan dinero en un coche ni se preocupan de su cuidado. También influye que no haya que inquietarse por el aparcamiento. Tener un coche en propiedad ya no es una prioridad para los conductores.