Los glaciares del planeta han perdido más 9.625 gigatoneladas (9,6 billones de toneladas) de hielo desde el año 1961, circunstancia que ha supuesto el crecimiento del nivel del mar de 27 milímetros. Se tiende a asociar cambio climático con el deshielo en los Polos, pero la pérdida de hielo afecta a muchas más zonas.
Publicado en la revista Nature el pasado mes de junio, el estudio Global glacier mass changes and their contributions to sea-level rise from 1961 to 2016 señala estas cifras, que avalan los efectos negativos del calentamiento global.
Los datos del estudio señalan que la pérdida de masa de hielo glaciar en los últimos tiempos equivale a la contribución al nivel del mar de la capa de hielo de Groenlandia y es mayor que la pérdida de la capa de hielo de la Antártida. Esto supone el aporte de entre el 25 y 30% del crecimiento detectado del nivel del mar. Las investigaciones indican que los glaciares podrían llegar a desaparecer en algunas cordilleras ya en este siglo.
Cómo se forman los glaciares
Un glaciar es una gran masa de hielo en movimiento que nace cuando se compacta y recristaliza la nieve que se ha acumulado en lugares fríos, como los glaciares de montaña o los glaciares polares. Su formación obedece a un proceso milenario donde el tamaño varía según la cantidad de hielo retenido.
Existen diferencias entre los glaciares (con una superficie de 706.000 kilómetros cuadrados y un volumen de 170.000 kilómetros cúbicos) y las monumentales placas de hielo que hay en zonas del Ártico. Los glaciares cubren el 10 % de la superficie del planeta y en combinación con las capas de hielo representan el 70% del agua dulce del mundo.
Según su morfología, se clasifican en campo de hielo, glaciar de circo, glaciar de valle… si se atiende al clima, tenemos glaciares polares, tropicales o templados, y considerando la condición térmica, los hay de base fría, caliente o politermal.
Pérdida de hielo
Según el estudio, las mayores pérdidas han sucedido en Alaska, seguidas de los glaciares en los márgenes del manto de hielo de Groenlandia y los glaciares del sur de los Andes. También conviene reseñar que ha habido pérdidas importantes los glaciares de las regiones árticas canadiense y rusa y en el archipiélago de Svalbard.
También han detectado las investigaciones que la velocidad a la que se produce la pérdida de hielo ha aumentado de manera importante en las tres últimas décadas. Ahora se pierden 335.000 millones de toneladas de hielo anuales.
Pero ¿cuáles son las causas, más allá de un genérico cambio climático? Está claro que el incremento de la temperatura ha contribuido históricamente al derretimiento de los glaciares, pero lo preocupante es la aceleración de los últimos tiempos. Las emisiones de CO2 aparecen como la causa más importante. El dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero provocados por la industria, el transporte, la deforestación o la quema de combustibles fósiles motivan el recalentamiento del planeta.
Sube también la temperatura de los océanos, que absorben el 90 % del calor terrestre, lo que afecta al derretimiento de los glaciares marinos situados principalmente en las zonas polares y en las costas estadounidenses de Alaska.
Consecuencias y soluciones
La desaparición de los glaciares supone para la población mundial menos agua para millones de personas, menos energía hidroeléctrica y menos disponibilidad para regar los cultivos. Además de provocar el aumento del nivel del mar, el deshielo acrecienta el riesgo de otros desastres naturales como, como desbordamientos repentinos de lagos glaciares y el arrastre de residuos que genera.
El deshielo en los polos ralentiza las corrientes oceánicas, fenómeno vinculado con la modificación de la climatología del planeta y la sucesión de episodios meteorológicos cada vez más extremos. Además, también puede provocar la extinción de muchas especies de animales terrestres y acuáticos que tienen en la zona su hábitat natural.
Los glaciólogos, que así se llaman los expertos en glaciares, han lanzado algunas ideas sobre el asunto. Estiman que para salvar los glaciares se deben disminuir las emisiones de CO2 un 45 % en la próxima década y que sean cero tras 2050 para de esta manera frenar el calentamiento global. Otras propuestas son levantar un dique de 100 metros ante el glaciar Jakobshavn (Groenlandia) para limitar su erosión; recoger el agua de los glaciares derretidos, desalarla y congelarla de nuevo para crear grandes bloques hexagonales de hielo; o aumentar su grosor tras recoger agua debajo del glaciar gracias a bombas impulsadas por energía eólica para expandirla sobre las capas de hielo superiores y que se congele en la superficie y refuerce su consistencia.
Groenlandia y los Pirineos
Un verano especialmente caluroso ha provocado cierta modificación en los patrones de pérdida de hielo. Por ejemplo, en Groenlandia se ha desprendido una gran cantidad inusual en el mes de septiembre, debido a las inusuales altas temperaturas.
Más de 1,7 millones de kilómetros cuadrados de la superficie de Groenlandia los tapa el hielo. Se trata de la mayor extensión del planeta con hielo descontando a la Antártida. Como la graduación de aire y agua ha crecido en las últimas décadas, se derrite más hielo del que se forma, lo que genera la subida del nivel del mar.
De aquí a 30 años, los Pirineos tendrán un 60% menos de nieve y es muy probable que hayan desaparecido glaciares como el Monte Perdido, el Aneto o el Maladeta. Así se desprende de las conclusiones del Observatorio del Cambio Climático en los Pirineos (OPCC).