La regulación de los envases plásticos está dirigida a impulsar una economía circular. Las distintas normativas europeas, nacionales y regionales apuestan por la reutilización del envase alimentario, lo que supone un reto cuando se pretende garantizar la seguridad después de continuos usos y lavados.
AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, ha creado el sello Designed to be Reusable basado en el Reglamento (CE) 1935/2004, Reglamento (UE) Nº 10/2011, Reglamento (CE) Nº 282/2008, así como en la nueva norma de resistencia a lavavajillas UNE 53928:2020.
Resistencia al lavado del envase alimentario
Este sello concede la garantía de que el producto ha sido diseñado para su reutilización en contacto con alimentos de manera después de los repetidos usos y su lavado. Además, ha superado los exámenes para su condición de reutilizable desde el punto de vista de seguridad alimentaria. Hay que añadir, también, la validación de su funcionalidad.
Las pruebas a las que someten los productos antes de lograr el sello incluyen diversos análisis y ensayos como los de resistencia al lavado en lavavajillas durante al menos cinco ciclos, el análisis de riesgos provocados por las NIAS (sustancias no añadidas intencionadamente) y ensayos de migración para avalar que en caso de migrar a los alimentos no presentan un riesgo para la salud, así como exámenes sensoriales que verifican que su reutilización no hace que los envases cambien las características organolépticas de los alimentos.
Ventajas
Disponer de este sello representa para las compañías fabricantes de los envases una ventaja frente a la competencia por la seguridad y transparencia que aporta. Quien adquiere y usa el envase se encuentra con una garantía de seguridad. Para el medio ambiente el hecho de impulsar la reutilización representa algo positivo por la evidente reducción de los residuos que pueden ser mal gestionados y porque supone una reducción de los recursos utilizados y también de la emisión de gases de efecto invernadero.