La Zero Waste International Alliance (ZWIA) establece que por Zero Waste o Desperdicio Cero se entiende la conservación los recursos a través de la producción, consumo, reutilización y recuperación responsable de productos, embalajes y materiales sin necesidad de quemarlos o ser vertidos al suelo, agua o aire. Se busca evitar las amenazas contra el medio ambiente o la salud de la humanidad.
El problema es serio, porque envolver fruta, carne o pescado en plástico y sobre bandejas de poliestireno que terminarán en la basura se ha convertido en un hábito muy extendido. Esta costumbre genera enormes cantidades de desechos peligrosos para el planeta.
Los principios del Desperdicio Cero
Pero no se trata solamente de utilizar un cepillo de dientes de bambú, champú sólido, adquirir alimentos a granel o llenar una botella de plásticos de un solo uso. El concepto de Desperdicio Cero implica una nueva mirada de ver la “basura”, un cambio de mentalidad, de hábitos y de modelo de producción, embalaje y consumo.
El Banco Mundial estima que cada persona genera de media unos 270 kilos de desechos al año. Los países con ingresos más altos, donde solo reside el 16% de la población del planeta, provocan sin embargo el 34% de los residuos mundiales.
La ZWIA emplaza a productores y fabricantes a decidir el cambio de modelo, pero debe quedar claro que también está en manos de cada consumidor. El cambio de hábitos y prioridades afecta a toda la sociedad, y las instituciones y gobiernos juegan un papel clave a la hora de aplicar normativas aliadas del residuo cero, alentar incentivos fiscales y apoyos a las actividades menos contaminantes.
Cinco erres, cero residuos
También conocido como Residuo Cero, el ‘Movimiento de las 5 erres’ pretende reutilizar los productos para que no vuelvan a la naturaleza en forma de residuos o basura. Así, el ciclo de vida de los objetos se alarga gracias al reciclaje. Los partidarios de esta iniciativa exigen que los productos incluyan en su composición la mayor cantidad posible de materiales biodegradables que eviten el daño al planeta. El plástico tarda entre uno y cuatro siglos en degradarse.
El modelo se resume en estas cinco líneas básicas:
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Rechazartodo lo que no se precisa, como bolsas de plástico para alimentos, botellas de agua de plástico o las maquinillas de afeitar de plástico. El plástico que pueda ser reemplazado por otro material que pueda cumplir idéntica función debe suprimirse.
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Reducirlo que se necesita. Una vez aclarado qué es lo esencial, se debe comprar con conciencia, sin derroches y alejándose del consumismo extremo.
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Tienen que sustituirse los productos desechables por reutilizables. Como ejemplos, botellas de agua recargables, bolsas del súper de tela, ropa de segunda mano…
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Reciclartodo aquello que no ha podido pasar por los filtros anteriores.
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Rot (compostar)los residuos orgánicos que quedan para obtener abono natural.
Cambio de hábitos
Cada pequeño gesto diario es importante. No hace falta realizarlos todos, pero dejamos aquí algunos consejos para llevar una vida más sostenible:
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Minimizar el consumo. Hay que comprar solo aquello que realmente se precisa.
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Usar bolsas de tela. Teniendo siempre a mano una bolsa de tela se evitan las bolsas de plástico.
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Comprar a granel.Se ahorra toda la basura que generan los productos envasados.
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Utilizar bolsas de malla reutilizablespara hacer la compra. Llevando propias bolsas para la fruta y verdura se evitan bolsas de plástico o envoltorios de un solo uso.
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Usar productos de higiene personal reutilizables. Es preferible la utilización decompresas de tela o discos desmaquillantes de algodón en vez de productos desechables.
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Llevar siempre una botella de agua reutilizable. Se ahorra dinero y se evitan las botellas de plástico.
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Utilizar servilletas de tela y pañuelos de tela. Mejor que las de papel. Es mejor lavar cuando se ensucien que usar y tirar toneladas de papel al año.
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Usar alternativas al film transparente y papel de aluminio.Debe evitarse el uso del papel de aluminio o de film de plástico para envolver alimentos. En la cocina, deben utilizarse envases con tapa y, para las meriendas, envoltorios reutilizables o reciclados.
Reciclaje del plástico
El plástico amenaza todos los ecosistemas, especialmente a océanos y mares, donde se deposita gran cantidad de este tipo de residuos en forma de microplásticos. Son importantes las medidas para reducir el consumo de envases y fomentar el reciclaje del plástico.
Para reducir el uso de bolsas de plástico se decidió cobrarlas en tiendas y supermercados. Las autoridades comunitarias contemplan incentivos industriales para el desarrollo de alternativas menos contaminantes. La legislación de los distintos países va en la línea de prohibir utensilios como platos, vasos, tazas, cubiertos y pajitas desechables, a menos que se fabriquen con materias biodegradables.
Diversas asociaciones conservacionistas exigen que se mejoren los etiquetados de los productos para que el consumidor conozca el impacto ambiental, incluidos los residuos, de lo que compra.
Distintas entidades intentan frenar el proceso de creación de residuos mediante iniciativas como la del BBVA, que ha creado un sistema de recogida de tarjetas de crédito o débito para su reciclaje en España con el propósito de fomentar la economía circular. Los clientes pueden entregar sus tarjetas dañadas o caducadas en las oficinas, lo que significa que es posible reutilizar el 90% de sus materias primas. El banco emite casi un millón de tarjetas al trimestre. Un 10% de esta cifra se puede reciclar.