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ARTÍCULO DE OPINIÓN | ODS y la educación de calidad: rompiendo clichés sobre educación infantil

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Los nuevos padres y madres de ahora estamos ante una disyuntiva: educar de forma respetuosa versus educar como siempre, porque es lo que hemos vivido y lo que llevamos en nuestra mochila emocional.

Muchos de nosotros crecimos con la educación tradicional como abanderada y esta, sin duda, marcó muchas de nuestras decisiones en la adultez. El “pórtate bien”, “no alces mucho la voz” y el “¿qué te había dicho?” han formado parte de nuestro día a día, y ahora está en nuestras manos cambiar estas afirmaciones por el “pásatelo muy bien”, “alza mucho tu voz” y “¿por qué crees que te ha sucedido esto?”.

Aún seguimos lidiando con comentarios de otra época, pero creo que somos una generación que va a cambiar radicalmente la forma de educar. Aún nos juzgan por llevar en brazos “demasiado” a nuestros peques, alimentarles de manera diferente e incluso, por no entender eso de que “nuestros hijos nos toman el pelo”. Pero, para combatir todo este tipo de prejuicios y clichés, hace falta mucha paciencia, respeto y toda una generación empática que rompa paradigmas antiguos y tradicionalistas.

Una comunidad sensible, que entienda la crianza, la “ma/paternidad” y la educación de una manera respetuosa. Personas que se preocupen por cuidar a las familias desde la comprensión, y no desde el prejuicio. ¿Por qué es importantísimo?

Porque en el pasado hemos creído que educando de forma estricta hay luz al final del túnel y esto no es así. Tampoco es cierto que todo sea color de rosa, pero hay un punto intermedio y con sentido común que se perdió en algún momento en el camino.

También nos sigue costando salir del “¿es niño o niña?”, del mítico azul y rosa para vestir a nuestros peques y de los pasillos llenos de juguetes seleccionados por género (juegos de construcción para niños, juegos de cuidado para niñas).

Educación de calidad parte del desarrollo sostenible

Por otro lado, cuando un bebé nace parece que todo el mundo se olvida de las mamás y los papás. De su cansancio, estrés o falta de tiempo. Por ejemplo, cuando nació mi hijo Nico nos regalaron muchísimas cosas materiales que acabaron en una esquina y que no volvimos a tocar. En cambio, un grupo de amigos que sí se pusieron realmente en nuestra piel, nos regalaron tápers de comida para dos meses y acertaron de pleno, porque entendieron que tener un bebé es cansado y que un plato de comida es una salvación.

De hecho, ahora volvemos de resaca navideña y al igual que nosotros, estamos convencidos de que muchas madres y padres vendrán con un extra de comentarios y consejos tradicionalistas, y también de regalos que no hemos pedido, que no nos representan, que contaminan o que incluso tendremos que donar.

Y es que muchos de nosotros pensamos que el exceso de regalos materiales no ayuda a nuestra familia, ni a nuestros peques.

El tiempo, las experiencias y el respeto por la infancia deben ponerse en el centro. Dejemos por fin de lado antiguos paradigmas de crianza y empecemos una nueva era. Nuestros peques nos necesitan y el ecosistema, también.

Autor: Juan Masia, cofundador de Niubo

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