
Frans Pieter Lindeboom, director regional de Lhyfe en España
Los últimos acontecimientos han dado un nuevo impulso a la transición energética. Existe un amplio consenso sobre la expansión acelerada de las energías renovables y las empresas están mostrando una gran disposición a invertir en tecnologías innovadoras.
Sin embargo, las iniciativas a nivel europeo amenazan con frenar el crecimiento de la industria del H2. El borrador del acto jurídico delegado para la Directiva de Energías Renovables de la UE, que se publicó casi al mismo tiempo que la campaña REPowerEU, ha sido muy criticado en la economía del hidrógeno. Originalmente destinado a promover la expansión de las energías renovables, el acto jurídico regula la compra de electricidad para la producción de hidrógeno ecológico. Según éste, a partir de 2026 sólo los sistemas de energía renovable de nueva construcción podrán conectarse a los electrolizadores, que sólo podrán funcionar mientras se esté produciendo electricidad sostenible en los sistemas conectados.
Esto es problemático al menos por dos razones: 1. El precio del hidrógeno verde está estrechamente vinculado al factor de utilización de la planta de hidrógeno y la reducción de la utilización conducirá a un aumento del precio del hidrógeno y ralentizará la transición energética. 2. Dado el estancamiento de las cifras de expansión, el reglamento previsto, en el peor de los casos, frenará la innovación local y ahogará el espíritu empresarial en el ámbito del hidrógeno verde, ya que el uso de los sistemas existentes representa un modelo de negocio prometedor.
Objetivo: neutralidad de carbono
Sin duda, el objetivo del borrador es reducir las emisiones derivadas de la producción de hidrógeno, al tiempo que se resuelve la competencia por su uso. Lo que la normativa no tiene en cuenta es que esta práctica va en contra del crecimiento de una industria que se necesita urgentemente. A largo plazo, esto puede significar una descarbonización más lenta del tráfico pesado y de la industria, lo que en última instancia se traducirá en un aumento de las emisiones.
La competencia por el uso no debe resolverse con la prohibición general, sino encendiendo el turbo para la expansión de las renovables. Un instrumento adecuado podría ser también en este caso un reglamento de cuotas, que establezca un límite inferior vinculante para los uevos proyectos de producción de hidrógeno verde y separe los proyectos en curso y los previstos con las plantas existentes contabilizadas.
Con los actuales objetivos europeos de neutralidad del carbono, necesitamos una verdadera unión. Los gobiernos, las industrias y los individuos deben trabajar colectivamente y hacer realidad el futuro deseado. Para que nuestro suministro de energía sea independiente y sostenible, ahora es más importante que nunca comprender por qué lo hacemos, para que el presente y el futuro sean fructíferos y ecológicos.