Escrito por 12:32 Destacados, Ecología y Medio ambiente

El 50% no percibe riesgo por el cambio climático

Compartir

El cambio climático es ya una realidad incuestionable, y frenarlo, un desafío que requiere la implicación y concienciación de todos. Pero al menos la mitad de los ciudadanos todavía no cree que vivamos en una situación de riesgo o de urgencia por los efectos actuales del calentamiento global.

Así se desprende del estudio Consumo sostenible. De la intención a la acción, elaborado por Imop Insights, con la colaboración de Impact Hub, según el cual un 26% cree que llegaremos a conocer repercusiones muy graves en nuestro planeta, pero no en este momento, mientras que un 18% las coloca a más largo plazo y estima que no alcanzaremos a conocerlas.

Cambio climático y conductas

El estudio, realizado a partir de una muestra de 2.150 personas, dice que el 75% de los encuestados dicen haber tomado ya medidas en su cotidianeidad para combatir el calentamiento global. Pero aún existe una importante distancia entre la predisposición o el conocimiento y la práctica real de comportamientos más sostenibles.

Una de las razones de la brecha es la dificultad de asumir personalmente el riesgo climático pues, aunque se adopten hábitos y medidas sostenibles, no resulta sencillo visualizar los beneficios directos de un comportamiento más responsable. Además, durante la presentación del estudio se abordó la necesidad de desideologizar el cambio climático para alentar conductas sostenibles.

Una manera de entender la vida

El 62% de los consultados piensan que ser sostenible es una actitud, una manera de entender la vida, aunque no siempre resulte suficiente. Un 30% opina que solo cambiaría realmente de hábitos si le ofrecieran algún beneficio por hacerlo, y un 8% solo lo haría si le obligaran.

“Aquellas personas con características psicosociales favorables a la sostenibilidad todavía se encuentran algo aisladas, a pesar de que comparten valores, actitudes y hábitos. Por eso, como sociedad necesitamos superar la brecha contextual del desarrollo sostenible. La información y los discursos, las experiencias y emociones, tienen que dar paso a una legislación coherente con las necesidades de la sociedad, para que las personas que tengan intención de actuar no se vean frenadas por el sacrificio que supone cambiar de hábitos y lo vean como un beneficio personal y colectivo”, sostiene Diego Herranz, director de la Unidad de Análisis del Comportamiento en IMOP Insight.

La mayor amenaza global

Al ser cuestionados por los aspectos que más les preocupan con un horizonte a diez años, solo un 16% pone en primer lugar el cambio climático, que es superado ampliamente por el desempleo, las condiciones de trabajo y los salarios (28%). Asuntos como la pérdida de valores, la violencia o el extremismo, el envejecimiento de la población o las pensiones rondan también el 15%.

“La crisis climática representa la mayor amenaza global para el conjunto de la especie humana, y sin embargo la brecha entre la intención y la acción, entre el discurso y los hechos, sigue siendo una gran sima. El discurso de la sostenibilidad ha ganado notoriedad en el ámbito político y empresarial, pero necesitamos una respuesta generalizada, masiva y alineada de la ciudadanía, las administraciones públicas, el mundo empresarial y el tercer sector”, apunta Antonio González, CEO de Impact Hub Madrid.

“Necesitamos políticas y acciones efectivas -añade González- para impulsar comportamientos que contribuyan a mitigar los efectos del cambio climático y a diseñar los procesos económicos y productivos del futuro”.

Los hábitos

Sobre el consumo responsable, el estudio identifica cuatro respuestas de la ciudadanía: los activos, convencidos y sensibilizados (30%); los pro sostenibles, motivados o en proceso de modificación de hábitos (39%); los pasivos (24%); y los descreídos (7%).

Las encuestas revelan que el comportamiento sostenible se limita a hábitos que requieren poco esfuerzo, como utilizar bolsas de varios usos, comprar solo la ropa precisa o adquirir productos de alimentación de proximidad. Por contra, resulta más complejo apostar por la movilidad sostenible, suprimir compras que generan un gran impacto medioambiental o comprar ropa de segunda mano.

Además, se recogen percepciones como que la sociedad entiende que deben ser las empresas y gobiernos quienes desarrollen la tecnología y los productos adecuados para consumir; que el consumo sostenible no es accesible para toda la sociedad; o que los mensajes sobre cómo debemos comportarnos en ocasiones son contradictorios o cambiantes.

Colaboración y emprendimiento

Durante la presentación del estudio se exhibieron ejemplos de cómo los ciudadanos pueden cambiar sus hábitos en lo relativo a movilidad, alimentación y energía. Y se celebraron dos mesas en las que se compartieron experiencias de cómo los cambios en los comportamientos hacia la sostenibilidad son una realidad.

Pablo de Juan García, gerente del Club de la Energía; Arancha García, directora del Área Industrial y Medio Ambiente de ANFAC; Begoña Gómez Villarreal, directora de EIT Food; y María García Rodríguez, directora para España EIT Climate-KIC, hablaron sobre la importancia que la colaboración y el asociacionismo tienen para movilizar el cambio.

Por su parte, Iñaki Alonso, CEO de sAtt; Nerea Mendinueta, CEO y cofundadora de The Good Goals; Jorge Bialade, Head of Growth de Velca; y Luis Font, fundador de Robin Good, mostraron cómo el emprendimiento con impacto puede modificar comportamientos y alentar modelos empresariales más sostenibles y comprometidos social y ambientalmente.


Compartir
Close