Cada 17 de junio se celebra el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública sobre este asunto y demostrar que existen soluciones adecuadas para el combate contra la desertificación. Una solución que cobra cada vez mayor protagonismo es la planta de bambú. Los bosques de bambú Moso crecen a razón de un 5% anual sin necesidad de replantación.
La desertificación y la sequía crecen por la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, a causa de la sobreexplotación y el uso inadecuado de la tierra. En este contexto, el cultivo de bambú es una verdadera alternativa respetuosa con el medio ambiente y una apuesta sostenible de futuro.
Beneficios del bambú gigante
El bambú gigante, explica Sara Monge, Business Unit Manager para España y Latinoamérica de MOSO, va a desempeñar un papel de liderazgo para revertir los efectos catastróficos del cambio climático. “Debido a su velocidad de crecimiento única, combinado con una producción eficiente por parte de nuestra empresa, el bambú de MOSO absorbe más CO2 del que emite durante la producción y el transporte al cliente y las características técnicas de calidad, logrando productos con altas prestaciones en términos de dureza inigualable en un maderable y de durabilidad. A nivel económico son productos asequibles y equiparables a los que se usan tradicionalmente. Estéticamente, tienen una belleza muy atractiva para el arquitecto/interiorista o consumidor final”, añade.
Alto rendimiento
Una planta de bambú está compuesta por varias cañas. Nuevos brotes crecerán naturalmente de la planta madre cada año. En general, 20-25% de las cañas de un bosque de bambú sostenible o plantación pueden ser cosechadas cada año sin disminuir el tamaño de la plantación o el número de cañas por hectárea. Esto significa que la planta no muere después de la cosecha gracias a su sistema de rizoma. Aunque las podas habituales sirven para potenciar el rendimiento y la calidad de la plantación.
Gracias a la fotosíntesis, las plantas absorben dióxido de carbono y lo convierten en glucosa y oxígeno. Durante toda la vida del producto, el CO2 se almacena en el material. Incluso más allá de ella si el producto es reciclado.
El rápido crecimiento favorece que el bambú MOSO retenga mucho más CO2 en el conjunto de productos duraderos si se compara con las especies de madera. Puede llegar a ser mayor que el roble, teca y las maderas blandas.
Belleza natural y saludable
La cantidad de CO2 bloqueada puede ser calculada simplemente, según la norma EN 16449. Se calcula mirando la densidad del material y teniendo en cuenta el contenido bio-basado. Por ejemplo, el MOSO Bamboo X-treme bloquea casi 1.662 kilos de CO2 por m3 de bambú.
Con productos de bambú sostenibles y probados, MOSO ofrece una alternativa natural y de rápido crecimiento para suelos, tarima exterior, revestimientos de paredes, vigas, tableros y encimeras, que cumplen con los más altos requisitos.
Sus beneficios son: CO2 neutro, duro y duradero, estabilidad, garantía hasta de 30 años, belleza natural y saludable.