El Día Mundial sin Coche se celebra el 22 de septiembre con el objetivo de inspirar la conciencia ecológica en los ciudadanos del planeta para que así se pueda contribuir a la mejora de la salud de las personas y el entorno.
Aunque el automóvil hace más fácil la vida porque permite el traslado con comodidad de un lugar a otro, la excesiva cantidad de vehículos que circulan en las grandes ciudades repercute negativamente en la huella de carbono y en la capa de ozono.
Las partículas que emiten los coches
El origen de esta celebración data del 1973, año en que algunas naciones europeas sufrieron los recortes de petróleo porque los países árabes, agrupados en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), dejaron de vender petróleo a aquellos que se pusieron de parte de Israel durante la guerra de Yom Kipur. Entonces comenzaron a plantearse alternativas para aminorar la utilización de coches, como el racionamiento de gasolina o la promoción de medios de transporte más eficientes.
En 1994 algunas ciudades empezaron a festejar el Día sin Coche. Las primeras fueron Reikiavik (Islandia), La Rochelle (Francia) y Bath (Reino Unido). Gran Bretaña fue el primer país que asumió la iniciativa para todo el territorio, allá por 1997. Y en el 2000, la Comisión Europea (CE) decidió establecer el 22 de septiembre como Día Mundial sin Coche. Además, extendió las actividades a la Semana Europea de la Movilidad.
El motivo de para fijar un Día Mundial sin Coche se basa en la asunción de la utilización que habría que dar a este medio de transporte. Porque es habitual que se utilicen los vehículos para desplazamientos cortos, lo que provoca más tráfico, cierto caos y un peor aire en las ciudades. Los coches emiten gases y partículas muy nocivas debido a sus motores de combustión interna: monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2) y óxidos nitrosos (NOx).
Desventajas
Entre las desventajas del uso del coche figura el gasto que supone la gasolina, el aparcamiento, el mantenimiento, los seguros y los impuestos. Además, aparte de provocar contaminación ambiental y acústica, están detrás del aumento de accidentes de tráfico y la pérdida de vidas humanas. También influyen en las costumbres del sedentarismo: las personas apenas caminan para desplazarse, lo que origina problemas de salud.
Debe celebrarse este Día Mundial sin Coche por parte de todos los ciudadanos. Las acciones que se programan suelen ser educativas (charlas o eventos para concienciar a la comunidad sobre el uso indiscriminado de los coches y las consecuencias que impactan al medio ambiente y a la salud de las personas), informativas (divulgación de rutas y medios de transporte alternativos, como el metro, las bicicletas y vías para la circulación de motos) y desarrollo de proyectos locales (algunos países presentan propuestas novedosas sobre medios de transporte más ecológicos, como por ejemplo zonas de aparcamiento para bicicletas, carriles bici, rutas de patinaje, entre otros).
Beneficios
Las alternativas de transporte y movilidad son ciertas: metro, bicicletas, monopatines, patines, caminar… Y las ventajas de dejar aparcado el coche son innumerables. Ya se sabe que las emisiones en las ciudades provocan un crecimiento de las enfermedades respiratorias. Si se consigue que haya menos emisiones de gases de efecto invernadero, estamos favoreciendo que se mitigue el cambio climático.
Cuando coinciden menos coches a combustión hay menos contaminación y mejor salud en las ciudades. Las muertes causadas por la contaminación no paran de aumentar en los últimos tiempos. El uso de la bicicleta o patines y los desplazamientos a pie tienen un efecto beneficioso porque se libera serotonina y se elimina el estrés.
El ejercicio físico de andar deriva en que se llega más cansado por la noche a casa. Esto tiene un efecto directo en la calidad del sueño. Porque el cuerpo tiende a dormir para lograr su recuperación. Además, distintas investigaciones señalan que el ejercicio aeróbico incrementa el flujo sanguíneo que alcanza partes muy determinadas del cerebro. Conclusión: es más fácil mantener una buena memoria y una mejor agilidad mental.
El auge de la bicicleta
La bicicleta es un medio de transporte muy eficaz para combatir la contaminación y el cambio climático. El automóvil ha sido el rey en el siglo XX y lo sigue siendo. De hecho, los gobiernos destinan mucha inversión al mantenimiento de la infraestructura vial que necesitan los coches. El aumento de la polución y la evidencia de las ventajas de usar la bicicleta están alentando medidas a favor del uso de este transporte como alternativa ecológica a una caduca red de transporte basada en combustibles fósiles.
En 1861, Ernest Michaux colocó pedales delanteros y la bicicleta comenzó a usarse con cierta profusión. En la actualidad representa el respeto al entorno, porque es un 100% natural, lo que la hace especial en comparación con coches, motos o autobuses.
El Gobierno español apuesta por el impulso de la utilización de la bicicleta. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) ha ideado una Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030. La normativa se completa con la Ley de Movilidad Sostenible y Financiación del Transporte. Paralelamente, se ha creado la Estrategia Estatal por la Bicicleta (EB), con un límite de tiempo hasta 2025. El propósito pasa por impulsar bicicleta en todos sus ámbitos.
La Red de Ciudades por la Bicicleta pretende que el 10% de los desplazamientos cotidianos se hagan en bicicleta, y eso hasta 2030. Hoy en día, se realiza menos del 2%. Para aumentar el uso de la bicicleta deben construirse más aparcamientos de gran capacidad en estaciones de tren, como sucede en Barcelona.
La CE pone como condición a las grandes urbes para que reciban los fondos europeos que cambien el modelo de movilidad e incluyan de manera prioritaria el uso de la bicicleta. Se pretende limitar la congestión del tráfico, las emisiones y el ruido. Los desplazamientos a pie y en bicicleta entrarán a formar parte de los desvelos de los ayuntamientos.
Ciudades más a favor de las bicicletas
Las estadísticas avalan que se legisle con urgencia. Más del 70% de las personas en la Unión Europea (UE) habitan en ciudades que causan el 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte. Podría apostarse por zonas de bajas emisiones en los lugares donde el tráfico provoca mucha contaminación atmosférica. El coste económico de los atascos es también muy alto. La CE estima que los gastos vinculados suben a 180.000 millones de euros anuales.
Distintas ciudades europeas dedican una buena parte de su inversión a infraestructuras ciclistas, como París o Bruselas, con la generación de espacios para aparcar. En la capital belga, determinadas empresas bajan el IRPF a aquellos empleados que acuden en bicicleta al lugar de trabajo.
En España, urbes como Barcelona, Valencia, Vitoria, San Sebastián, Zaragoza o Valladolid apuestan por carriles bici segregados. En el norte de Europa, el ciclismo urbano representa el 80%. Aquí solo llega al 8% del total del ciclismo.