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El veganismo, más que un estilo de vida

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Este 1 de noviembre se conmemora en todo el planeta el Día Mundial del Veganismo, con el que se quiere promover una alimentación sana, pero sin productos de procedencia animal. Un vegano no come ningún tipo de carne ni huevo o lácteos. Tampoco miel. Se celebra desde 1994, año en que la Sociedad Vegana de Reino Unido proclamó la fecha como motivo de festejo.

El término fue acuñado por Donald Watson en 1944. Así lo definió: “El veganismo es una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida. En la práctica, se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima al uso de alternativas para todas las materias derivadas parcial o totalmente de animales”.

El veganismo es bastante más que una dieta. Se trata sobre todo de un concepto moral, más que un estilo de vida. Por ejemplo, los yoguis de la India no consumen alimentos derivados de animales porque consideran que ello les impediría lograr su equilibrio espiritual. Y también que no facilita la flexibilidad de su cuerpo.

Los motivos del veganismo

¿Cuáles es la motivación para llevar una vida vegana? En primer lugar, son cuestiones éticas relacionadas con el maltrato animal. Se rechaza el consumo de carne para frenar la explotación animal y que los animales sufran penalidades desde su crianza con el único objetivo de acabar cocinado en una mesa, un recurso para satisfacer los fines del hombre. Porque los animales tienen que estar a salvo de la dominación humana. Estas prácticas carnívoras, además, consiguen perpetuar una manera de vivir no demasiado saludable.

Los veganos están en contra de la tauromaquia, el especismo, que consiste en usar a los animales como entretenimiento, la experimentación con animales o la industria cárnica en su conjunto.

Los críticos con el veganismo lo tachan de moda. Algunos estudios cifran en el 8% la población en España que sigue una dieta vegana, vegetariana o flexiteriana. Independientemente de las opciones personales, el respeto debe imperar para no incurrir en injusticias con proveedores, marcas o productos reciclados. Los veganos, aparte de la responsabilidad con uno mismo, tienen un compromiso con la sociedad y el medio ambiente.

Aparte de su oposición a ingerir productos de origen animal, los veganos están en contra de la ropa que provenga de la cría de animales, como zapatos de cuero, gabardinas de piel, abrigos. Suelen usar ropa de algodón o telas sintéticas, que no hayan participado en acortar la vida de ningún ser vivo. Idéntica actitud muestran con el calzado, bolsos, y con los productos cosméticos y de aseo personal. Un vegano estudia detenidamente las etiquetas para conocer el producto. No se puede permitir colaborar con empresas que hagan daño a los animales.

A favor del entorno

El consumo de productos naturales significa un fuerte compromiso con el medio ambiente. La agricultura industrial necesita grandes cantidades de agua y petróleo para su desarrollo. La utilización de fertilizantes y plaguicidas provoca emisiones de efecto invernadero y contribuyen al cambio climático.

La dieta vegana ayuda a reducir esas emisiones. Una investigación, publicada en Nature Sustainability en 2020, halló un alto coste de oportunidad de carbono de la agricultura animal. La tierra desplazada por alimentos de origen animal puede capturar 152.5 gigatoneladas de carbono en la biomasa vegetal viva si se cambiara la alimentación hacia los productos vegetales.

La ciencia no deja lugar a dudas: el pasto usado para alimentar animales rumiantes criados para carne y productos lácteos provoca el 72% del carbono, y los cultivos para forraje, el otro 28%. Según publicó la revista The Lancet (2019), cambiar a una alimentación basada en plantas podría limitar las emisiones relacionadas con alimentos hasta un 80% para 2050. Los científicos también han calculado la huella de carbono. Las personas que consumen carne en su dieta tienen una huella 2,5 mayor que los veganos.

El documental Forks Over Knives (2011), de Lee Fulkerson, aporta argumentos de distintos investigadores sobre las bondades para la naturaleza de evitar el consumo de productos de procedencia animal: se precisa 10 veces más energía de combustibles fósiles para producir una caloría de alimentos de origen animal que para una de origen vegetal; desde la década de los 70, se ha destruido el 20% de la selva amazónica y el 80% de esta zona ahora está ocupada por ganado; los cereales que consume el ganado mundial alimentarían a 8.700 millones de personas; con casi 1.000 millones de personas desnutridas en todo el mundo, utilizado solo una porción de los cereales con los que se engorda al ganado, se podría alimentar a todas aquellas personas que padecen hambre.

La carne contamina

El consumo excesivo de carne, sobre todo aquella que proviene la ganadería intensiva, daña al medio ambiente. Según la FAO, el sector ganadero emite el 14,5% de la totalidad de los gases de efecto invernadero. Otro dato: el 23% del agua disponible del planeta se utiliza para la ganadería. Instalaciones como las macrogranjas provocan otros efectos perjudiciales, como la contaminación por estiércol y las emisiones de metano.

La apuesta del veganismo es luchar contra el cambio climático con todas las fuerzas y la dieta sin carne es, de manera incuestionable, una opción saludable para el planeta.


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