Escrito por 00:51 Comunicados, fija

Elaboración de memorias de sostenibilidad, una práctica que nace del valor de la transparencia ligado a la responsabilidad corporativa

Compartir

En estos últimos años, en España, las empresas hemos tenido que adaptarnos a un tsunami regulatorio, de muy amplio calibre, que nos obliga a reforzar ciertas prácticas: como la Ley 2/2023 reguladora de la protección de las personas que informen sobre infracciones normativas y de lucha contra la corrupción, la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, el Real Decreto 1055/2022 de envases y residuos de envases y la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, por señalar algunos ejemplos.

Ahora bien, si profundizamos en el porqué de estos marcos regulatorios, desde la praxis podríamos presentar un escenario que debe ser corregido, motivo por el cual entran en juego dichas normas. Y desde esa corrección de actuaciones y procedimientos, sin duda, la responsabilidad corporativa adquiere una importante relevancia, en su naturaleza como gestora de impactos. Especialmente cuando hablamos de conceptos como criterios ASG (o ESG), sostenibilidad y la presentación de informes sobre sostenibilidad corporativa, materialidad del impacto, materialidad financiera, doble materialidad, etc. Contexto en el cual es de vital importancia entender qué significa cada término, así como el vínculo existente entre ellos.

Es decir, la responsabilidad corporativa, a través de su gestión, tiene como fin la búsqueda del desarrollo sostenible. Para ello, todo la gestión y análisis de impacto de las decisiones y actuaciones empresariales deben ser contempladas a través de una visión de triple balance social, ambiental y económico, con la que se incorporan esos criterios ASG o ESG (ambientales sociales y de buen gobierno). Aspectos cuyo trabajo, a su vez, se consolidan bajo el marco de actuación común de la Agenda 2030 y su alineación a unos u otros ODS.

Por ello, desde la gestión empresarial, la responsabilidad corporativa, vendría a representar lo que somos como empresa, nuestro trayecto hacia la sostenibilidad integral (económica, social y ambiental).

Ahora bien, ¿cuál sería la importancia de comunicar correctamente dicho trayecto?

La transparencia como un principio esencial de la responsabilidad corporativa

Comencemos dando respuesta a esta cuestión a través de uno de los principios básicos recogidos en la norma ISO 26000 (la base, aún vigente, de la responsabilidad corporativa), desde donde se recogen siete principios básicos, los cuales, de una forma más o menos directa, están vinculados con dicha necesidad de comunicar nuestro progreso y objetivos como empresa, especialmente cuando se habla del principio de transparencia, mediante el cual se expone el deber, desde la una correcta actuación empresarial, de ofrecer, de forma sencilla y accesible, toda la información que requieren las partes interesadas (sin entrar en la exigencia de revelar aquella información que se encuentre protegida por derechos de propiedad, sea privilegiada o pueda llegar a incumplir cualquier tipo de obligación contraída por la empresa).

De esta forma, la comunicación de nuestras organizaciones con nuestros grupos de interés adquiere un valor clave en la gestión de un comportamiento responsable encaminado hacia el desarrollo sostenible. El cual, a su vez, estrecha la confianza con dichas partes interesadas, ofreciendo un valor añadido y mejorando, por otro lado, la gestión de riesgos vinculados a nuestras actividades.

En este sentido, podemos afirmar que la confianza, el valor y el cumplimiento son tres factores claves presentes en el reporte empresarial. Especialmente en términos de cumplimiento cuando entra en valor la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa de la UE (o CSRD, por sus siglas en inglés), y su próxima transposición en el marco nacional, que está regulando el modo en el que se elaborarán y presentarán las memorias.

Podemos afirmar que hasta “el día de hoy”, el reporte de sostenibilidad no era por ley obligatorio en todos los casos (como lo era en Dinamarca, por ejemplo), y que muchas empresas navegábamos en aguas de voluntariedad, compromiso y estrategia. Pero ahora, con la Directiva sobre informes de sostenibilidad corporativa entra esta obligación como actuación responsable de cumplimiento (afectando a todas las grandes empresas y a aquellas que cotizan en bolsa, así como a algunas organizaciones no pertenecientes a la UE) a través de la cual la presentación de dicha información ya no es una acción voluntaria, sino un compromiso normativo regulado por unos estándares o normas europeas para la elaboración de informes sobre sostenibilidad (ESRS), con los cuales se pretende garantizar que dicha información se desarrolle y difunda de manera cuidadosamente articulada.

Un nuevo marco de actuación que sin duda puede ayudar a fortalecer la gestión de la responsabilidad corporativa, teniendo presente que estos nuevos requisitos recogidos los por ESRS afectan directa y positivamente a los procesos de tratamiento de información, a la recogida de los datos, al análisis y divulgación de riesgos, consolidando nuestra estrategia empresarial mediante una actuación directa sobre la imagen corporativa (y su equilibrio con la identidad y los valores de cada organización), que nos permite trabajar el propósito de nuestras empresas en nuestro camino al desarrollo sostenible.

Paso a paso hacia una rendición de cuentas más globalizada

En cualquier caso, el marco en torno al reporte, nacido del valor de la transparencia, también se basa, en otros principios esenciales de la responsabilidad corporativa, como en la rendición de cuentas, entendida como el deber que tenemos las organizaciones de aplicar la transparencia por nuestro impacto en la sociedad, la economía y el medio ambiente. Es decir, el aceptar el análisis a nuestra “triple cuenta” y nuestro deber de responder por los impactos negativos que se encuentren en él. Lo cual, nuevamente desde una actuación responsable, no deja de ser un estímulo para que las organizaciones actuemos correctamente y logremos consolidar las buenas prácticas.

En este sentido, sí debemos afirmar que este camino ha sido paulatino, puesto que se ha ido consolidando a través de varios marcos de reporte, como por ejemplo, los reportes integrados (Integrated Reporting), Sustainability Accounting Standards Board (SASB)- SASB Standards, Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD), CDP, Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) y otros marcos de reporte como Economy for the Common Good (ECG), B Corporaton, Protocolo de Capital Natural, los Principios para una Inversión responsable (UNPRI), etc.

Experiencias con las cuales la credibilidad y transparencia de nuestras informaciones, tanto internas como externas, han ido condicionando las exigencias de nuestros mercados y determinado y perfilando los aspectos sobre los cuales deberíamos reportar.

Mapa de la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa. Fuente: Bureau Veritas Formación

Mapa de la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa. Fuente: Bureau Veritas Formación

Una acción que, a su vez, ha ayudado a configurar, tras la existencia común en estas normas, estándares y protocolos de información, unos principios claves de reporte:

  • Accesibilidad: basado en las necesidades específicas de accesibilidad de los usuarios de la información, asociadas a las capacidades lingüísticas y tecnológicas.
  • Precisión: en la búsqueda de la corrección y detalle que permitan finalmente la realización de una evaluación de los impactos de la organización.
  • Equilibrio: con la búsqueda de la imparcialidad y una representación justa de los impactos negativos y positivos de la organización.
  • Claridad: reportando la información de forma accesible y comprensible.
  • Comparabilidad: con el objetivo de poder realizar un análisis de los cambios en los impactos de la organización tanto a lo largo del tiempo como en relación con los de otras organizaciones (GRI).
  • Exhaustividad: fomentando la presencia de la información suficiente para permitir una evaluación de los impactos de la organización durante el período de elaboración de la memoria.
  • Materialidad: con la cual recoger la relevancia e importancia de un asunto (una cuestión que influirá en las decisiones, acciones y desempeño de una organización o de sus grupos de interés) para una organización y sus grupos de interés.
  • Fiabilidad: principio vinculado con los procesos de recopilación, registro, compilación, análisis y divulgación de información, con el cual se busca garantizar la calidad final de dicha información (aspecto clave para poder pasar un examen o auditoría).
  • Inclusión de las partes interesadas: aspecto clave vinculado al principio de rendición de cuentas, y por lo tanto a la gestión de la responsabilidad corporativa en su búsqueda hacia el desarrollo sostenible.
  • Contexto de sostenibilidad: materializado en la acción de reportar información sobre los impactos de la organización en el contexto más amplio del desarrollo sostenible
  • Periodicidad: clave para la gestión estratégica en los procesos de mejora, la consolidación de la confianza con nuestros grupos de interés y la propia transparencia base de la responsabilidad corporativa, pues con este principio se busca el hacer disponible a tiempo dicha información para que los usuarios de esta puedan tomar decisiones.

Principios que a nivel práctico suponen la consolidación de un respecto a los intereses de los grupos de interés (stakeholders), otro principio básico recogido por la ISO 26000, donde las expectativas depositadas en las empresas activan unos procedimientos que, desde el reporte, suponen la puesta en marcha de un análisis del contexto en el que está la organización, la determinación y evaluación de los impactos y los temas materiales y KPI correspondientes, así como la recopilación de datos para el posterior desarrollo del informe de sostenibilidad.

Una excelente oportunidad para poner en nuestro mapa de la gestión de la responsabilidad corporativa, que no deja de ser un compromiso estratégico que nace de la responsabilidad asociada a una buena actuación, mecanismos que unifiquen los criterios que configuran las buenas prácticas empresariales, en un sentido muy global. Desde Bureau Veritas Formación, conscientes del importante reto al que se enfrentan los profesionales responsables, ayudamos a la capacitación dentro de las organizaciones con un amplio catálogo de cursos de especialización en sostenibilidad, ESG, Medio Ambiente y RC, al que se añade para el curso 23/24 un nuevo programa de Elaboración de memorias de sostenibilidad corporativa CSRD. Reporte y comunicación de aspectos ASG-ESG 

Autor: Gemma Sara Ventín, coordinadora del Área de desarrollo de talento, educación y responsabilidad en el entorno empresarial de Bureau Veritas Formación

Compartir
Close