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ENTREVISTA | Ramón Barbero, CEO y cofundador de Brava Fabrics

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Ramón Barbero, CEO y cofundador de la compañía

Ramón Barbero, CEO y cofundador de la compañía

Brava Fabrics es una empresa de moda sostenible y ética, fundada en 2015 en Barcelona por Ramón Barbero e Iván Monells. Ramón Barbero, CEO y cofundador de la compañía, explica los pormenores de su propuesta.

¿Cuál es el balance de estos siete años de Brava Fabrics?

Hemos aprendido mucho como emprendedores al principio y ahora como empresarios. El balance es muy positivo porque empezamos un proyecto dos personas en una oficina del centro de Barcelona de diez metros cuadrados. Y ahora somos 25 trabajando felices y facturando cinco millones de euros este año. Para mí es un caso de éxito no tanto en el sentido artificial de rondas de inversión, sino de creación de valor. Más allá de la parte de sostenibilidad solamente. Nunca me hubiera imaginado el impacto generado. Nos hemos convertido en una empresa de fundamentales, una empresa de las de siempre.

La misión de Brava Fabrics

Emisión de gases de efecto invernadero, consumo excesivo de agua… Moda y sostenible parece que son conceptos que no casan…

Cierto. La moda es la segunda industria más contaminante del mundo. Nosotros intentamos generar un efecto positivo con cada venta. A través primero de la optimización de las emisiones y de los consumos desmedidos con determinados materiales. Y luego sobre todo a través del activismo. La misión de nuestra compañía es devolver el respeto a una industria que ha estado totalmente expoliada, no solo contra el medio ambiente, si no en términos sociales. En la actualidad, seguro que hay niños trabajando en la moda. Eso es lo que queremos evitar. La gente va a seguir consumiendo ropa, sí. Pues que la consuma de la mejor manera posible. No es desde luego una industria diseñada para mejorar el mundo. Como la gente se tiene que poner ropa igual, mejor que al hacerla se cause un impacto positivo y se fomente una educación hacia el consumidor.

¿Se puede ganar dinero siendo sostenible y ético?

Claramente. Lo hemos demostrado. Nosotros hemos estado en EBITDA positivo todos los años menos 2017, que perdimos un poquito, y 2020, que perdimos bastante. Pero el resto de ejercicios hemos dado beneficio y siendo sostenibles.

¿Cómo se reduce un 90% el consumo de agua para elaborar una prenda?

Básicamente que el algodón orgánico se trata de una manera distinta a la convencional. Y de tal forma que consume mucha menos agua su producción.

Valores y ADN

Ramón Barbero e Iván Monells… ¿son más que un equipo?

Nos conocimos en 2012 y desde entonces hemos estado juntos casi cada día. A nivel de tipología, somos antagónicos. Yo soy una persona explosiva y él es mucho más reflexivo, más analítico que yo. Y, sin embargo, en términos de valores y de ADN somos muy, muy parecidos. Tenemos las mismas inquietudes de mirarnos por la mañana al espejo ambos y no querer tomar atajos para hacerle trampas a la vida. También valoramos mucho el esfuerzo y la excelencia en ambos casos. Y lo intentamos extender al equipo. Solo hemos discutido una vez en diez años y es porque yo fumaba en nuestra primera pequeña oficina. Y mira que las hemos pasado canutas. Eso lo que me dice a mí es que tengo un socio en el que puedo confiar. Y que más allá de nuestras diferencias como personas, el hecho de que estemos tan alineados es una suerte. Para mí es una alianza. La palabra amigos no me gusta emplearla en el entorno profesional, porque no éramos amigos en el máster. Nos llevábamos bien y sabíamos que podíamos crear algo juntos. Pero, sí. Hemos llegado a un punto de comunión muy importante por esos valores y ese ADN.

Define vuestro catálogo

Nuestro catálogo es la expresión de nuestra marca. En su momento, empezamos con camisas estampadas y teníamos diez modelos. Y eso era muy reconocible como marca. La industria de la moda tiene que ser mucho más amplia para llegar a tener un impacto mucho mayor, como el que estamos teniendo ahora. Teníamos 10 referencias cuando vendíamos 300.000 euros. Pero ahora vendemos cinco millones. ¿Cómo ha evolucionado ese catálogo? Pues hemos intentado ensalzarlo y potenciarlo desde la base del diseño, la responsabilidad y la honestidad. Mas que de la sostenibilidad, que es un concepto muy manido, me gusta la palabra honestidad. Ahora tenemos nueve familias de productos. Hemos sacado 220 referencias este año solamente.

Las claves de una trayectoria

Hacéis gala de los conceptos de creatividad y originalidad…

Al final es nuestro elemento de diferenciación. Hay marcas cuya distinción consiste en ser lo más básico posible, para gustar al mayor número de gente y que sea ropa que te la pongas sin pensar demasiado. En nuestro caso es una manera de expresarse. El día que me pararon por la calle y me dijeron “Eso es una Brava”, para mí fue la gran expresión del diseño y la originalidad, que seas distinguible, que tengas una esencia propia.

Trazabilidad e impacto ambiental son otros conceptos que ponéis en valor…

Es posible que no todos los que presumen de sostenibles lo sean. Pero no queremos pelear con ello. La única manera de diferenciarse en este sentido es demostrarlo con transparencia. Todos nuestros productos tienen una trazabilidad pública, para que se sepa quién es el productor, la fábrica, el tejido… El objetivo es que todo sea absolutamente público para demostrar que hacemos las cosas bien.

¿Cuáles son las razones de vuestro éxito?

En 2020 tuvimos un crecimiento anual del 88%. Pero el éxito es muy relativo. Sí, crecimos un 88%, pero a costa de quemar mucho dinero. Estoy más orgulloso de 2019, que crecimos un 60% pero en EBITDA positivo. Para mí la clave en general es que procuramos basarnos en fundamentales. La creatividad está muy bien, ¿pero qué creatividad me puedo permitir? El marketing agresivo está super bien, ¿pero hasta qué punto me lo puedo permitir? Ahora hay escasez de dinero en el mercado y no es fácil lograr financiación. Tienes que justificarlo con fundamentales. Los fundamentales de empresa no deja de ser tener a tus empleados pagados como se debe, ofrecer un producto que no esté dañando al medio ambiente ni a la sociedad, que sea un producto que aporte valor al mundo. Y, sobre todo, ganar el dinero en el camino, o como mínimo no perderlo si estás creciendo. Eso para mí sería el paradigma. ¿Por qué creo que somos buenos? Porque tenemos los pies en la tierra.  Se dice que hay tres tipos de personas, los depresivos, que son los que miran al pasado y se quedan ahí; los que viven el presente, que son la gente normal, que está en plenitud; y luego están los ansiosos, que son los que miran el futuro. Pues eso pasa también en las empresas: los que están todo el día quejándose de las circunstancias actuales y lo bien que estaban en el pasado, y luego los ansiosos que miran el futuro a veces con demasiado optimismo.

El paraíso

¿Algo que añadir?

Nuestra visión de la sostenibilidad es como muy simplista, mucho menos técnica que lo del ahorro de agua o los materiales. Al final lo que intentamos es hacer el mejor bien al mundo empezando por los empleados. La sostenibilidad comienza en casa: empleados, proveedores… Veo un montón de casos de aparente sostenibilidad que no son muy sostenibles por dentro, que tienen un punto oportunista. En nuestro caso, procuramos que de alguna manera sea como un paraíso para nuestros stakeholders: empleados, proveedores, socios financieros…


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