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La pesca, entre la sostenibilidad y la supervivencia

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Este 21 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Pesca para rendir tributo a las comunidades pesqueras de todo el planeta y destacar la importancia de esta actividad para la vida humana. Por ello se fomenta una pesca sustentable, sostenible y se busca preservar los ecosistemas marinos saludables.

Este evento se conmemora desde 1998 y afronta el reto de acabar con las prácticas nocivas que esquilman los océanos: sobrepesca, prácticas no reguladas y destructivas y la gestión inapropiada de los desechos.

Declive de la pesca

Según las últimas investigaciones de Naciones Unidas, más de dos terceras partes de las pesquerías del mundo son explotadas o con sobrepesca y más de un tercio están en declive, debido sobre todo a factores como el calentamiento global y la contaminación de las costas y océanos provocada por las actividades domésticas e industriales que afectan los hábitats esenciales para los peces.

La pesca a pequeña escala (marina y continental) involucra entre 30 y 60 millones de personas a nivel mundial. Se estima que el 50% son mujeres. La actividad pesquera constituye su principal fuente de sustento y contribuye a la nutrición de las personas en todo el mundo. Anualmente, la población mundial consume más de 100 millones de toneladas de pescado, lo que significa el 25% de la proteína alimentaria.

La contaminación cada vez mayor de océanos y las costas está provocando la desaparición de poblaciones de peces, lo que obliga a los pescadores a faenar en lugares lejanos de sus zonas tradicionales. Además, la sobrepesca, la pesca de arrastre de fondo y otros métodos han generado la obligación de fomentar las prácticas pesqueras sostenibles.

Amenaza para la fauna marina

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es uno de los organismos que alerta al mundo del peligro de la sobreexplotación de los mares. Otra entidad, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), dice, en su informe Planeta vivo, que desde 1950 se han extraído de los mares casi 6.000 millones de toneladas de pescado y otros invertebrados. Estas cifras delatan que hay una parte de la industria pesquera que se ha convertido en una amenaza para la fauna marina.

Mas de 3.000 millones de personas se alimentan de los productos del mar. La pérdida de la biodiversidad marina acarrea unas consecuencias desastrosas para la humanidad. Que las flotas pesqueras tengan que desplazarse cientos de millas para echar sus redes en aguas más productivas ocasiona nuevos problemas.

Estas migraciones forzadas causan la sobreexplotación de otros caladeros y el estallido de conflictos territoriales, como ha sucedido en las costas de África, Latinoamérica, y el sur y noreste de Asia, la zona con más actividad pesquera del planeta.

Veto a la pesca de arrastre

La pandemia del COVID-19 y la crisis energética han lastrado al sector pesquero español, que ahora suma un nuevo reto con la entrada en vigor del veto europeo a la pesca de arrastre que prohíbe que se faene a más de 400 metros de profundidad. Esta prohibición, que afecta a 87 zonas del Atlántico nororiental, ha provocado el rechazo unánime de administraciones, la flota y distintos sectores económicos.

Con el objetivo de proteger los ecosistemas marinos vulnerables, la medida ha generado confusión y crítica. Están implicados los buques de arrastre, de palangre de fondo -pincho y volanta-, al rasco y otras artes menores. La Alianza Europea de Pesca de Fondo cifró en un primer momento en 10.000 pescadores comunitarios los afectados, de los que 2.500 y 500 buques son españoles. Los informes sobre la puesta en práctica pueden acabar modificando el veto.

Legislación en España

El Gobierno español, en línea con Europa, plantea la sostenibilidad de la pesca como línea de actuación en el sector. Por eso, el pasado mes de mayo aprobó el proyecto de ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera, con los objetivos de fortalecer la conservación y el uso sostenible de los recursos y buscar que la actividad favorezca la creación de empleo, cause riqueza y mantenga la cohesión social de las zonas costeras. También se pretende fortalecer el vínculo entre la ciencia y la acción política.

La ley se inscribe en el contexto alentado por el Pacto Verde Europeo y quiere garantizar un equilibrio entre la conservación del medio marino y la actividad pesquera rentable, atractiva para el desarrollo empresarial y el relevo generacional, y que estabilice un sector moderno y competitivo.

Se incluye la facultad de adoptar medidas para fortalecer la conservación y uso sostenible de los recursos pesqueros como la limitación del volumen de capturas o la normativa del esfuerzo pesquero, de artes y aparejos utilizadas, del peso o talla de las especies, o la fijación de vedas.

También se potencian medidas de defensa y regeneración de los recursos pesqueros como la declaración de zonas de especial protección o la introducción de medidas preventivas de actividades susceptibles de perjudicar las especies marinas y sus hábitats. Sobre gestión pesquera, la ley propone una utilización más eficiente y flexible de las cuotas de pesca.

Iniciativas

En el Día Mundial de la Pesca las comunidades pesqueras realizan distintas actividades, enfocadas a destacar la importancia de mantener las pesquerías del mundo: talleres, programas culturales, reuniones, espectáculos de música y demostraciones.

En algunos países se conceden reconocimientos y estímulos económicos a hombres y mujeres, para distinguir las buenas prácticas productivas en la pesca y acuicultura.

Todas las personas pueden participar cuidando el medio ambiente, especialmente los ríos y mares, porque son los hábitats naturales para los peces y otros organismos acuáticos, garantizando así la seguridad alimentaria de la población mundial.


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