El invierno de 2022 se califica como duro en Europa, ya no solo por la predicción de la bajada de temperaturas, sino por la crisis energética que está sufriendo el continente y de la que aún no se ha rozado ni la punta del iceberg. La rehabilitación se presenta como la mejor herramienta contra esta situación.
España se ha mostrado como pionera en Europa a la hora de reaccionar. Por un lado, durante este verano el Gobierno ha preparado un paquete de medidas de eficiencia energética. Por otro lado, a este contexto se le suma que tenemos un parque inmobiliario muy contaminante y considerado uno de los más obsoletos en el territorio europeo porque tienen una media de 45 años, según un estudio de Idealista, y la mayoría de ellos (2.437.291) calificados con certificado energético E en cuanto a emisiones.
Ventajas de la rehabilitación
En este sentido, Xana Muñiz, la Country Manager de Iberia y Latam de Deepki, empresa que ofrece una plataforma de inteligencia de datos ambientales, sociales y de gobernanza especializada en el sector inmobiliario, destaca que “la crisis energética europea junto al envejecimiento del parque inmobiliario español ha provocado que la rehabilitación de inmuebles se haya convertido en una tarea obligatoria, no solo porque es urgente contribuir a la reducción de las emisiones de carbono, sino porque hay que promover el ahorro económico de los ciudadanos y empresas”.
Para una empresa privada, la renovación de sus edificios con el propósito de disminuir el impacto medioambiental es costoso, pero necesario: ayudaría a cumplir una fase determinante de los objetivos de reducción de carbono para 2030 y mejoraría su resistencia frente a las temperaturas que se presentan cada vez más extremas como grandes sequías o inundaciones.
Reformas aconsejadas
En la actualidad, poseer certificaciones que validan una gran eficiencia energética como la LEED o la Energy Star, incrementa el valor del inmueble. Por ello, Deepki recomienda las reformas que pueden realizar las compañías en sus instalaciones para evitar la ineficiencia energética en este tiempo en el que nos enfrentamos a una crisis climática y energética.
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Descarbonizar la calefacción y la refrigeración. Debido a la escasez de gas que puede sufrir Europa y la consecuente problemática de transporte y almacenaje de este tipo de energía, ahora es más factible que nunca sustituir las calderas por bombas de calor. Asimismo, según la Comisión Europea, una de las medidas más eficientes para descarbonizar la climatización es la instalación masiva de bombas de calor porque aprovechan la energía del entorno que les rodea para convertirla en calor o frío. Así que darle forma a la electrificación de la climatización es un gran paso para llegar a los objetivos climáticos de la Unión Europea: la descarbonización de los edificios para 2050. En España, por ejemplo, la propuesta de desarrollo urbanístico de Madrid Norte se ha presentado sin conexiones con el gas natural.
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Aislamiento térmico. La mayoría del parque inmobiliario español está construido antes de los años 80, por lo que en general su estructura no está pensada para afrontar las adversidades meteorológicas o ahorrar energía. Según Buildings Performance Institute Europe (BPIE), solo actuando en el aislamiento de techos se puede ahorrar hasta un 14% de calefacción y reducir el consumo de gas hasta un 12%. Para ello, es recomendable usar materiales tradicionales como lana de roca, celulosa insuflada o mallas para el aislamiento exterior. Si a esta reforma se le suman adicionales como la inclusión de ventanas climatizadas, junto con la revisión de aislamiento de suelos, sobre todo con materiales como la madera o suelo de tarima, el objetivo de llegar a ser un edificio más sostenible será más asequible.
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Reformas de las instalaciones de iluminación. Según expertos del sector de la iluminación, una bombilla LED gasta un 60% menos que una calificada como bajo consumo y un 90% menos que una bombilla incandescente tradicional. Además, cabe destacar que solo un 10% de su energía consumida se desperdicia emitiendo calor, lo contrario que sus antecesoras, y requieren menos potencia para funcionar. Incorporar una instalación lumínica basada en lámparas LED beneficiará tanto en el ahorro de la factura, como en reducción de emisiones, lo que es una apuesta segura y una de las primeras medidas que se deben tomar para aportar al alza de la eficiencia energética de un edificio.
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Uso de energías renovables. En la actualidad, las más habituales son térmicas, fotovoltaicas y eólicas. Esta medida se aplicaría a grandes empresas, pero es la más eficaz contra el cambio climático puesto que no emiten gases de efecto invernadero. Otro de sus alicientes es la independencia energética y las autoridades en conferencias como la COP han construido discursos muy favorables hacia el impulso de estas. Aunque ya se está percibiendo su proliferación, así lo ha reflejado la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que según sus previsiones la participación de las renovables en el suministro eléctrico global será 44% en 2040, sobre todo a través de las tecnologías eólicas y fotovoltaicas.