El artículo 8.2 de la Ley por el Cambio Climático y Transición Energética, aprobada por el Congreso de los Diputados en 2021, indica que los materiales utilizados en la construcción y en la rehabilitación de edificios han de tener la menor huella de carbono posible con el propósito de reducir las emisiones totales en el conjunto de la actuación o del edificio. Los materiales sostenibles son la herramienta de futuro.
Uno de los objetivos establecidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) para conseguir el ‘cero neto’ en 2050 fue el desarrollo de innovaciones que limitaran las emisiones de CO2 del hormigón, el material de construcción más usado del planeta.
En la citada cumbre, naciones como Canadá, Alemania, India, los Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido aceptaron el compromiso de llegar a la neutralidad climática en el uso de hormigón y acero en las grandes construcciones públicas.
Criterios para los materiales sostenibles
El compromiso de España se sustanció en la Ley por el Cambio Climático y Transición Energética. La norma aclara que uno de los criterios exigidos para la concesión de obras y proyectos públicos será el uso de materiales sostenibles de un amplio ciclo de vida útil.
Gabriela Korsakas, Country Manager de Penetron, compañía especializada en tecnología cristalina del hormigón, explica que “la huella de carbono que producen los materiales de construcción viene determinada casi en su totalidad por el cemento. Por ejemplo, en la ejecución de un edificio, si tenemos en cuenta que las emisiones del agua y los agregados son insignificantes, aproximadamente el 66% del total de la contaminación producida proviene de las estructuras de hormigón, compuestas principalmente por cemento”.
Anualmente, la industria del hormigón emplea 1.6 billones de toneladas de cemento. Es una cifra que causa preocupación, porque fabricar una tonelada de cemento significa la emisión de una tonelada de CO2 a la atmósfera.
Existen distintas estrategias para limitar el impacto ambiental del hormigón. Una de la más eficientes es el aumento de la vida útil en nuevas y antiguas estructuras. Por este motivo, el hormigón autorreparable está cobrando una mayor relevancia entre investigadores y profesionales del sector de la construcción.
Metas para 2030
El hormigón autorreparable es una de las propiedades fundamentales de las fórmulas de Penetron, que logran alargar la vida útil del hormigón hasta 60 años. Con su aplicación, la matriz del hormigón está protegida del paso del agua y los agentes contaminantes. La estructura es impermeable, más duradera y sostenible. “La segunda industria más contaminante del planeta requiere soluciones más respetuosas con el medio ambiente, ya que para crear, lo más importante es afianzar lo que ya está construido”, señala Korsakas.
España se fijó como meta reducir sus emisiones en un 23% para 2030 con respecto al año 1990, cifra que puede parecer poco ambiciosa en comparación con el 55% marcado por la Unión Europea. No obstante, los 11.000 millones de los Presupuestos Generales destinados a la obra pública dejan claro que el sector de la construcción es una de las prioridades para el Ejecutivo español actual.
Por otra parte, la histórica inversión de 6.820 millones de euros de los Fondos Next Generation representan una gran oportunidad para que el mapa urbano español sea más resiliente y descarbonizado. Según Korsakas, “a través de los Fondos de Recuperación europeos el sector de la construcción en España tiene la oportunidad de reformular su modelo productivo con el objetivo de ser más sostenible y eficiente. Los paquetes de recuperación verde pueden ser la chispa que nos haga avanzar rápidamente en la dirección correcta”.