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Piscinas sostenibles para un verano refrescante

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Hay muchas ganas de diversión. A pesar de la crisis. O quizás por eso. La temporada de piscina ya está aquí y con ella el debate sobre si se puede disfrutar de piscinas sostenibles que evitan el cloro y otros productos químicos que atentan contra el medio ambiente y la salud.

La tendencia es que los modelos de mantenimiento cada vez se enfoquen más a prácticas acordes con la protección del entorno. Las piscinas ecológicas, con una historia de 20 años en Europa (sobre todo en Alemania y Reino Unido), se integran en el entorno y se están imponiendo porque también significan ahorro en productos químicos y mantenimiento.

Tipos de piscinas sostenibles

Las opciones en el mercado depende de los gustos del comprador y de otros factores como la superficie, la profundidad, el presupuesto, el entorno, clase de vivienda… Los dos tipos de piscinas ecológicas más populares son las piscinas con tratamiento del agua de alta tecnología y las biopiscinas.

En las primeras, se usa la última tecnología para el tratamiento del agua. Aquí no hay plantas y se combinan tres procesos: la tecnología UV, los nanocristales y los radicales libres. Este sistema requiere la instalación de equipos para producir agua 100% ecológica, sin sales ni químicos ni cloro. La sensación es como estar bañándose en agua embotellada.

La tecnología UV elimina microorganismos, virus y bacterias mediante una cámara catalizadora de cerámica. La capacidad de desinfección es tan buena que puede romper elementos biológicos como la urea de la orina o el aceite de la crema del sol.

Material biorresistente

Los nanocristales son un material biológico y  biorresistente que se activa con carga negativa. Se encargar de bloquear la colonización bacteriana en el medio de filtrado.

Y los radicales libres usan los minerales que se hallan en el agua por medio de un proceso de hidrólisis. Este elemento ayuda en los momentos de mayor afluencia de bañistas y cuando las temperaturas son más altas.

El proceso de limpieza es similar a cualquier otro tipo de piscina: se limpia el fondo una vez a la semana. No se necesita limpiar los filtros de manera manual, porque lo hacen automáticamente cuando el equipo lo precise. Estos equipos suelen automatizarse con sistemas domóticos.

Las biopiscinas

Las piscinas naturales o biopiscinas usan plantas para depurar el agua. Existen en torno a 15 variedades de plantas acuáticas entre las que escoger, en función del tipo de agua. Se pretende realizar una operación similar a la filtración natural que se produce en los ríos. Es como un estanque artificial, pero con depuración. Entre sus características cabe señalar que el agua debe estar siempre en movimiento. Por eso se construye con cierto desnivel.

El movimiento se provoca gracias a una bomba hidráulica, que puede conseguir alimentación por energía solar. Las plantas, situadas en un espacio separado al del baño, filtran la suciedad y las  impurezas y bacterias del agua.

Tres son los tipos de plantas que se emplean: las flotantes proporcionan sombra, con lo cual el agua no se calienta tanto y se evita la proliferación de algas; las arraigadas, tienen raíces en el suelo, pero sobresalen del agua, descomponen la materia muerta del estanque y la transforman en alimento; y las sumergidas, que también limitan el desarrollo de algas.

Dimensiones

Para construir una biopiscina se necesitan como mínimo 40 metros cuadrados, porque la mitad del espacio se dedica al proceso de regeneración. Las plantas producen la biomasa durante la fotosíntesis. Los microorganismos transforman la materia orgánica en sustancias inorgánicas como dióxido de carbono, nitratos…, que son los nutrientes que las plantas necesitan para crecer.

Este tipo de piscina precisa dos limpiezas profundas al año y un mantenimiento semanal de retirada de hojas de la superficie. No conviene olvidar que hay que tener limpio el jardín acuático y abonar las plantas con fertilizante natural.

Entre sus ventajas se cuenta el ahorro de agua (no hay que vaciar ni rellenar, solo proceder a la reposición de la que se evapora), ahorro energético, porque no se precisan depuradoras, no se utilizan productos químicos y respeta la salud de la piel, ojos y mucosas. Precisamente por esto se convierte en la gran solución para los alérgicos y las personas con problemas dermatológicos durante el baño. En cuanto a eficiencia energética, sus equipos no consumen más que una bombilla normal de luz. En el lavado de los filtros se usa hasta un 35% menos de agua que en los equipos convencionales.

Agua salada

Existen instalaciones que usan la sal para generar cloro, aunque no contaminan porque cuando está creado el hipoclorito, este se descompone y vuelve a convertirse en sal. Se emplea en estos casos sal común, más natural y barata que los productos químicos y cloros habituales.

Otro factor importante: la concentración en sal es hasta 10 veces menor que en el mar. Por eso no se irritan los ojos ni la piel de los bañistas.


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