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¿Servirán las medidas de ahorro energético para atajar la crisis?

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La incertidumbre provocada por la guerra de Ucrania sacude el mercado de la energía. Por eso la Unión Europea, en previsión de un invierno extremadamente duro por los cortes de gas y ante la presión inflacionista, ha decidido instar a los Estados miembros que adopten todas las precauciones debidas con el objetivo de lograr el mayor ahorro energético posible.

Los Veintisiete decidieron reducir de forma voluntario el consumo de gas hasta un 15%, con las excepciones de Portugal o España, a las que se considera “islas energéticas” por su desconexión con el mercado energético europeo.

El Real Decreto-ley 14/2022, de 1 de agosto, que, además de medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural incluye normativa de sostenibilidad económica en el ámbito del transporte, en materia de becas y ayudas al estudio, fue finalmente convalidado por el Congreso el pasado 25 de agosto.

Ahorro energético y temperatura

Entre las medidas estrella figuran la limitación de las temperaturas de calefacción y refrigeración, cierres automáticos en las puertas de acceso y apagado de los escaparates a las diez de la noche. El suministro de gas a Europa está en peligro y el Gobierno avisa que esta legislación pretende evitar la toma de medidas más duras, como el racionamiento de energía.

Como norma general, las obligaciones entraron en vigor el 2 de agosto, aunque algunas han ido implantándose paulatinamente. Por ejemplo, las referidas a temperatura, iluminación de escaparates y edificios públicos comenzaron el 10 de agosto. Las medidas sobre los carteles informativos empezaron a estar vigentes el 2 de septiembre, y el próximo 30 de septiembre de 2022 se instaura la reglamentación sobre el cierre de puertas.

Especial controversia ha causado en la opinión pública la polémica regulación del termostato. La norma de ahorro energético impone la modificación de los límites de la temperatura de los termostatos en los edificios de las administraciones públicas, los establecimientos comerciales, los espacios culturales o las infraestructuras dedicadas al transporte de personas.

Según estos cambios, el aire acondicionado no puede bajar de 27 grados (realmente solo uno por encima de los 26 que recogía la anterior normativa). La calefacción, por el contrario, no puede subir de 19 grados (dos menos que los 21 fijados con anterioridad). La estimación indica que cada grado supone un ahorro del 7% de consumo. Está previsto que se prolongue hasta otoño de 2023.

Excepciones

Se prevén excepciones a los límites en ciertos espacios debido a la actividad realiza o porque existe una normativa específica. El decreto aclara que los mínimos fijados se tendrán que adaptar a la normativa laboral para que se garantice la seguridad y la salud en el trabajo.

No están incluidos hospitales, centros educativos, peluquerías, gimnasios y lavanderíasTambién estarán exentos los medios de transporte público (aviones, trenes o barcos) aunque exista obligación de regular la temperatura en las estaciones. Las cocinas de los restaurantes también quedan libres de la obligación.

En algunos establecimientos podrá hacerse una excepción cuando haya “picos de ocupación”. O los específicos, como las zonas de los supermercados donde es preciso mantener la cadena de frío. Algunos negocios como bares o restaurantes pueden limitar la utilización de aire acondicionado a los 25 grados. Para los hoteles, la obligación solo afectará a espacios comunes, mientras que en cada habitación será el cliente quien tenga la libertad de regular la temperatura según su gusto.

Apagado de los escaparates

Otra de las disposiciones que marca el decreto y que más reticencias, incluso críticas, ha despertado es que el alumbrado de los escaparates deberá apagarse a las 22.00 horas, norma que también debe aplicarse a edificios públicos que estén sin ocupar en ese momento.

Con el propósito de favorecer el adecuado cumplimiento y seguimiento de las medidas de ahorro energético, pero también con la intención de sensibilizar a los ciudadanos, aquellos edificios que estén sujetos al RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios) habrán de mostrar carteles y pantallas informativos. Junto a la información ya obligada de humedad y temperatura, habrán de explicar las disposiciones que ahora se aplican.

Cierres automáticos en las puertas

Algunos propietarios de locales han protestado la medida que les obliga, antes del 30 de septiembre, a instalar cierres automáticos en las puertas de acceso para impedir que estén abiertas de manera permanente y así se produzca el escape de energía al exterior. Esta norma no es nueva, pues ya se aplicaba en el RITE desde hace años, aunque estaban exentos los edificios y locales climatizados con energía renovable. Ahora estos también la tendrán que cumplir.

Para que la ejecución de las obras de mejora energética en los edificios de las administraciones públicas pueda ser más rápida podrá aplicarse procedimientos de contratación de urgencia, con un plazo menor a un mes desde su formalización. Además, los inmuebles que hayan aprobado la inspección de eficiencia energética antes del 1 de enero de 2021 deberán someterse de nuevo a una revisión extraordinaria antes del 31 de diciembre de este año. Se pretende que los edificios con un consumo de climatización relevante aprueben una inspección en los últimos dos años.

Fomento del teletrabajo

Recomienda la nueva legislación que se fomente la modalidad del teletrabajo, con la pretensión de que se reduzca el impacto energético provocada por los desplazamientos al espacio laboral y el consumo de energía en el propio centro. En cuanto al sector público, los empleados dispondrán de tres días semanales de trabajo a distancia y dos presenciales.

Si se incumplen las normas, se aplicará el régimen sancionador basado en el reglamento de instalaciones térmicas de edificación y el código de alumbrado, que depende de las comunidades autónomas. Las multas podrían llegar hasta 60.000 euros en el caso de infracciones leves, a seis millones de euros si fueran graves y hasta 100 millones en el caso de las muy graves. Las obligaciones no atañen a los alumbrados navideños ni a los alumbrados de monumentos, siempre que no sean edificios desocupados por la noche.

Polémica

Afectados, expertos, políticos, tertulianos y opinadores varios han esgrimido razones a favor y en contra de las nuevas obligaciones. Las medidas han sido tachadas de apresuradas, poco calculadas, poco efectivas y de carácter más estético que práctico. Aunque también se ha dicho que no quedaba más remedio que tomar decisiones.

¿Servirán para algo? Habrá que juzgar cuando se implementen las medidas. Lo único cierto de esta crisis es que su imprevisibilidad impide vislumbrar cuáles van a ser los próximos pasos para evitar que el frío invierno congele Europa y que la inflación galopante nos lleve al desastre.


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