Con un fondo político, pero también ambiental, el debate sobre las macrogranjas acapara gran parte de la actualidad. Sostenibilidad, calidad alimentaria, bienestar animal y desarrollo económico confluyen en esta polémica. Ofrecemos las claves para entender lo que está pasando:
El origen. Unas declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, al diario británico The Guardian, cuando terminaba 2021, pusieron a las macrogranjas en el ojo del huracán. Las condiciones de las instalaciones de ganadería intensiva (sobre todo porcino y bovino), donde se concentran miles de cabezas de ganado en un área muy reducida saltaron a los medios de comunicación y a la opinión ciudadana.
Tipos de ganadería. En España básicamente son la intensiva y la extensiva. La primera se desarrolla en establos y su propósito es conseguir la máxima rentabilidad. La extensiva se caracteriza porque el ganado se alimenta de los recursos del terreno, aunque en determinados sistemas mixtos también consumen pienso. La principal diferencia entre ambas es que la intensiva los animales pasan la vida en el establo y en la extensiva pastan en los campos. No existe un número exacto de animales que diferencie una macrogranja de otra que no lo es, ni tampoco hay denominación oficial del término. Otros dos tipos de ganadería de menor importancia son la trashumante y la regenerativa, que busca regenerar el suelo mediante el pastoreo.
Impacto en el medio ambiente. La producción de las macrogranjas requiere mayor uso de combustibles fósiles para la fertilización, recolección y transporte. Las emisiones de emisiones de gases invernadero en España (como el metano o el amoníaco) han aumentado en 2020 hasta el 9,1%. Con las emisiones de la agricultura, suma un 14% total. Se trata del cuarto sector que más contribuye al calentamiento.
La gestión de los residuos en las macrogranjas
La gestión de los residuos es otro problema importante. La alta densidad de animales provoca una elevada concentración de estiércol. Si no existen cerca tierras de cultivo para abono, se convierte en un grave problema. Los excrementos, con alto contenido de nitratos, se depositan en balsas de agua. Estos purines pueden filtrarse a acuíferos cercanos. La Comisión Europea llevó a España el pasado mes de diciembre ante el Tribunal de Justicia Europeo por incumplir la ley en cuanto a la contaminación de aguas por nitratos. Está en trámite una nueva Ley de Residuos y Suelos contaminados, auspiciada por el Ministerio de Transición Ecológica.
Algunos informes vinculan la importación de la materia prima (soja), usada en la elaboración de piensos para cerdos, con la deforestación en países de Sudamérica. Europa importa en torno al 95% de la soja que consume. Además, la progresiva desaparición del pastoreo extensivo empobrece los bosques y los montes con matorral. Si no se eliminan las malezas hay más posibilidades de proliferación de incendios. El mal olor es otro de los perjuicios añadidos.
Calidad de la carne. La evolución tecnológica de las últimas décadas ha permitido un rápido aumento de la producción cárnica. España ha pasado de un millón de toneladas anuales en los años setenta a los siete millones en la actualidad. Los nuevos procesos logran una reducción de costes y el abaratamiento de los precios, pero dependen en demasía de los precios de los combustibles.
En la calidad de la carne, su sabor, aroma y textura influyen varios factores, como la raza del animal y su alimentación. En cada sistema productivo se pueden emplear diferentes razas animales. Las razas más productivas son las que se suelen utilizar en las macrogranjas. Las diferencias en la alimentación causan diferencias en la composición de la carne. Los animales que pastan fuera de los establos tienen un mejor perfil de ácidos grasos. Idénticos resultados se podrían obtener en las macrogranjas si el ganado tuviera una dieta específica (por ejemplo, con semillas de lino, ricas en ácidos grasos instaurados). Pero este tipo de dieta tiene un coste elevado, por lo que no todas las explotaciones la asumen.
La falta de actividad física del ganado en las macrogranjas determina distinto color, cantidad y conformación de la grasa y textura. El estrés crónico en el músculo del animal provoca un peor perfil nutricional en cuanto a ácidos grasos poliinsaturados y ácidos linoleicos conjugados (ACLs) además de una peor relación Omega 6/Omega.
Desarrollo económico. Los promotores de las macrogranjas argumentan que esta industria genera puestos de trabajo, sobre todo en zonas despobladas. Es la tesis que mantienen los defensores de este tipo de ganadería, para quienes el desarrollo económico resulta un factor fundamental. Los productores locales se quejan de los precios de la carne que sale de la ganadería intensiva, porque no pueden competir con ellos. Se estima que entre 2005 y 2016 en Europa han dejado de funcionar 4,3 millones de explotaciones familiares.
Opositores a las macrogranjas, entre los que se encuentran bodegueros, promotores de turismo ecológico y otros sectores económicos, sostienen que el empleo creado genera un modelo de desarrollo que poco tiene que ver con el medio rural y que agrava la desertización de la España vacía.
Legislación. El Gobierno y distintas autonomías están trabajando para limitar la extensión de las macrogranjas, para regular la capacidad máxima, e incluso la prohibición de construcción de nuevas instalaciones. En 2020, el Gobierno promulgó un real decreto que recogía la ordenación de las granjas porcinas intensivas. Se fijó un número máximo de cerdas madres, 750 por explotación en las de ciclo cerrado (donde las crías pasan su vida) o de 1.800 madres si solo se producen lechones de hasta 20 kilogramos. Este decreto estableció además que las nuevas instalaciones tuvieran la obligación de limitar el 60% de las emisiones de las instalaciones y el 80% de las de las balsas de purines. Actualmente el Ejecutivo está elaborando un real decreto que limite el tamaño de las granjas bovinas.
En algunos países europeos, como Alemania o Francia, se están dando algunos pasos para transformar el modelo productivo. Holanda subvenciona la clausura de granjas cercanas a poblaciones para evitar los malos olores. Incluso tiene un ministerio que se ocupa de reducir el impacto medioambiental de las granjas de cerdos.
Bienestar animal. Desde 2013 Europa impuso que las jaulas fueran eliminadas en las granjas de cerdos para las cerdas gestantes. Actualmente se estudia suprimir las jaulas para todos los animales para el 2027. La legislación prohíbe expresamente las agresiones a los animales o que no sean atendidos cuando están enfermos.