Escrito por 13:30 Arquitectura y Construcción, Comunicados, Destacados

Economía circular: UE recomienda un 50% de materiales renovables

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Los edificios nuevos o rehabilitados deberán llevar al menos un 50% (en peso o superficie) de materiales reutilizados, reciclados o de fuentes responsables. Esta es la propuesta de la Platform on Sustainable Finance. A petición de la Comisión Europea, se  incluye en su informe una serie de criterios técnicos para establecer qué actividades del sector de la construcción contribuyen a la economía circular.

El documento, que tiene que someterse al análisis de la Comisión, especifica que de ese 50%, al menos un 15% deben ser componentes reutilizados, otro 15% contenidos reciclados y el 20% restante podrá ser reutilizado, reciclado o de fuentes responsables o materiales renovables.

“El sector de la construcción, basado en el modelo dominante de la economía lineal, requiere de una profunda transformación hacia un modelo circular que permita alcanzar los objetivos de descarbonización a 2050”, explica Dolores Huerta, directora general de Green Building Council España (GBCe). En este sentido, Huerta afirma que —tal y como se recoge en la hoja de ruta del proyecto Building Life— “la economía circular se puede convertir en el detonante de la transformación del sector hacia un nuevo sistema técnico basado en la gestión sostenible del territorio”.

Normas relacionadas con la economía circular

La Comisión Europea estudia también realizar el análisis de ciclo de vida del edificio o de las obras de rehabilitación con resultados públicos, usar técnicas y diseños adaptables, flexibles y desmontables que apoyen la circularidad y conservar al menos un 50% del edificio original en las rehabilitaciones.

También se considera que al menos el 90% de los residuos no peligrosos generados en las obras —excluyendo tierras— se preparen para reutilizarse o reciclarse, que se usen herramientas electrónicas para describir y almacenar en un formato digital las características del edificio y que sus componentes y materiales no contengan amianto ni otras sustancias peligrosas.

“Los cambios normativos relacionados con la economía circular están llamados a provocar una auténtica revolución en el sector de la edificación”, asegura Alfons Ventura, experto de GBCe en el proyecto VALREC, que busca potenciar la economía circular en los residuos de construcción y demolición.

Mejor resultado medioambiental

La Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, clave para impulsar la economía circular en España, en su artículo 30, exige que las sustancias peligrosas —en particular el amianto— se retiren en las obras de demolición “prohibiendo su mezcla con otros residuos”.

Además, desde julio de 2022, los residuos de la construcción y demolición no peligrosos tienen que ser clasificados en, al menos, madera, fracciones de minerales, metales, vidrio, plástico y yeso. La demolición se llevará a cabo preferiblemente de manera selectiva —y con carácter obligatorio a partir del 1 de enero de 2024— garantizando la retirada de, al menos, estos materiales.

La norma recoge en su artículo 8 una jerarquía de residuos que quiere lograr el mejor resultado medioambiental global, partiendo de la prevención. “La ley exige justificar todo aquello que se aparte de esta jerarquía, por lo que va a ser mucho más difícil no cumplirla”, explica el coordinador del proyecto VALREC.

Resiliencia

La legislación contempla también medidas para el fomento del diseño, la fabricación y el uso de productos que sean eficientes, duraderos, fiables, reparables, reutilizables y actualizables.

“El sector de la edificación es responsable en España del 30,1% del consumo de energía final y el 25,1% de las emisiones de carbono a la atmósfera”, comenta Borja Izaola, experto de GBCe y coordinador del proyecto LIFE Levels.

Bruselas ha identificado un gran potencial en la edificación para avanzar en la sostenibilidad, para lo que prevé modernizar el Reglamento de Productos de Construcción (vigente desde 2011) para generalizar materiales más duraderos, reparables, reciclables y fáciles de volver a fabricar. “La Comisión quiere que la UE se dirija hacia una economía genuinamente circular, más resiliente y menos dependiente de los recursos”, argumenta Izaola.


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