Este 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente con el lema #UnaSolaTierra. El motivo de esta edición es concienciar a la humanidad de una triple emergencia global: el rápido calentamiento del clima, la pérdida de hábitat que ha llevado a que un millón de especies se encuentre en peligro de extinción y la contaminación de aire, tierra y agua. Solo se puede salvar el planeta con un cambio económico y social que genere respeto con la naturaleza y la sostenibilidad.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) está detrás de esta campaña, que se celebra desde 1974. Cada año lo alienta una nación distinta. En 2022 el anfitrión y organizador es Suecia.
Objetivos para la sostenibilidad
El reto consiste en mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C este siglo y limitar a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. La falta de acción nos llevaría a un aumento de contaminación en el aire en un 50% ya en esta década. La previsión es que los residuos plásticos que terminan en los ecosistemas acuáticos pueden multiplicarse por tres para 2040.
Las Naciones Unidas aprobaron en 2015 la Agenda 2030. Este ambicioso proyecto plantea trabajar a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Y para ello quiere erradicar la pobreza, ampliar el acceso a los derechos humanos, conseguir un desarrollo económico global sostenible y respetuoso con el medio ambiente, fortalecer la paz en todo el mundo y que se pueda acceder a la justicia. Con la vista puesta en 2030, se apostó por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con 169 metas, todas relacionadas entre sí, que afectan a los ámbitos económico, social y ambiental.
Contra ciertos hábitos tecnológicos
Tarea titánica la de la humanidad el desafío contra el cambio climático. Urgente. Vital. Pero no se puede caer en el error de limitar el concepto de sostenibilidad al medio ambiente. Es algo global, que afecta transversalmente a múltiples aspectos: comercio, transporte, salud, alimentación, agua, educación… Sostenible es un término también aplicado a la economía, a la viabilidad de una empresa o de un sistema de pensiones. O a la energía renovable, que además de proteger el medio ambiente, supone ahorro e independencia de fuentes energéticas foráneas.
La vida moderna suena a título de programa de radio, pero también es un concepto que no siempre casa con medio ambiente y sostenibilidad. La huella de carbono que ocasionan las plataformas digitales o los buscadores es brutal. Netflix, por ejemplo, estima que disfrutar una hora de sus contenidos en España supone la emisión de 55 gramos de CO2. Las 47.000 búsquedas de Google cada segundo provocan 500 kilogramos de CO2 y el consumo de YouTube de un año, diez millones de toneladas, se asemeja al de Glasgow (Escocia).
Por un mundo mejor
No vale con asumir que hay que ser sostenibles. Todos los agentes deben luchar para construir un mundo mejor: gobiernos, administraciones, empresas, organizaciones civiles y cada uno individualmente. Ofrecemos a continuación otros siete objetivos para conseguir la sostenibilidad:
-
Contra el hambre. El Objetivo 2 quiere “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”. Es una lacra indignante. Las imágenes de niños desnutridos en distintas partes del mundo deberían quedarse permanentemente en los cerebros de los ciudadanos de los países desarrollados. Aunque en el primer mundo también hay sectores de la población, demasiados, con problemas de exclusión y pobreza. Junto a la lucha contra el hambre, debemos buscar que la agricultura y la ganadería sean sostenibles: rotación de los cultivos, limitación en el uso de pesticidas sintéticos, sin antibióticos para el ganado ni transgénicos, cría en lugares abiertos y uso de los recursos naturales cercanos a la fuente de producción. Con el comercio de proximidad se lograría cerrar el círculo.
-
La meta del ODS 6 consiste en “Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del aguay el saneamiento para todos”. Se pretende conseguir el lograr el acceso universal y equitativo al agua potable de toda la población, mejorar la calidad del agua, reducir la contaminación, eliminar los vertidos y reducir a la mínima expresión la emisión de sustancia químicas y productos peligrosos.
-
El Objetivo 9 de los ODS pretende “Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación” y el 11 quiere “Conseguir que las ciudadesy los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. La crisis de la pandemia del COVID-19 ha puesto en evidencia la urgencia de contar en las grandes urbes con infraestructuras que puedan hacer frente a los desastres y al cambio climático.
Es tiempo de reformas en lo que se refiere a carreteras, tecnologías de la información y la comunicación, saneamiento, energía eléctrica y agua. Todas las ciudades tienen puntos débiles ante situaciones de crisis graves. A la posibilidad de un desastre imprevisto se añaden como potenciales peligros los efectos de la urbanización masiva, el cambio climático y la inestabilidad política.
Ahora mismo, la mitad de la población reside en núcleos urbanos y está previsto que para 2050 el porcentaje suba hasta el 70%. Resiliencia es el concepto a aplicar para resistir. Estamos hablando de la habilidad de la ciudad para mantener la continuidad tras la catástrofe, saber adaptarse y transformarse.
-
Son muchos ODS los vinculados con el deporte. El Objetivo 3 apuesta por “Garantizar unavida saludable y promover el bienestar para todos y todas en todas las edades”. El deporte contribuye al bienestar físico y emocional, y da lo mismo la edad, el género o la etnia. En cuanto al Objetivo 5, “Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, el deporte permite el empoderamiento de mujeres y niñas. Y el Objetivo 16, “Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas” concede al deporte la posibilidad de convertirse en herramienta para la prevención de conflictos y mantenimiento de la paz.
-
Educación. El ODS 4 busca “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. La educación facilita a niños y jóvenes las mejores estrategias para dejar atrás la pobreza. Pero no va a ser fácil. En 2018 cerca de 260 millones de niños estaban sin escolarizar. Esta cifra supone un 20% de la población del planeta de ese grupo de edad. A todos compete que el ‘aula de 2030’ sea una realidad.
-
El problema de la vivienda aparece entre otros, en el Objetivo 11. Se pretende fomentar la resiliencia de los hogares pobres, el acceso a servicios de higiene adecuados y a servicios de energía asequibles y modernos. El derecho a la vivienda tiene como propósito asegurar que todas las personas dispongan de un lugar adecuado y seguro para vivir en paz y con dignidad.
Los gobiernos deben implementar acciones para dar valor al derecho a una vivienda de manera inclusiva, sostenible y resiliente. El crecimiento demográfico y la presión sobre el mercado de la vivienda en las áreas urbanas marcan las dificultades.
-
La Responsabilidad Social Corporativa, también denominada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), es un concepto que implica a diferentes ámbitos de la gestión de la compañía y se refiere al compromiso reduciendo el impacto que sus actividades puedan generar en el medio ambiente.
La norma ISO 26000 presenta los siete asuntos centrales de las RSE: la gobernanza de la empresa, los derechos humanos, las relaciones laborales y las condiciones de trabajo, el medio ambiente, las prácticas justas, los problemas de los consumidores y las comunidades y el desarrollo local.
Entre los beneficios se pueden citar ventajas competitivas, mejor productividad de los empleados, atracción y retención del talento, fidelización de los grupos de interés, disminución de costes, mejor reputación e imagen de la empresa y la contribución a la reducción de la pobreza y fomento del desarrollo.