La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España presentó recientemente la Guía de Buenas Prácticas del Sello Verde. El documento ofrece distintos métodos para conseguir un rodaje sostenible.
Con esta Guía se pretende contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. El audiovisual en otros países cuenta con certificados de sostenibilidad: Estados Unidos, con la Green Production Guide; en Europa, con el Green Film Research Lab; y en Reino Unido, con el sello Albert.
Rodaje sostenible y ‘ecomanager’
La Academia de Cine, ha creado, en colaboración con la organización ecologista Greenpeace, el premio Rayo Verde (en alusión a la película homónima de Éric Rohmer) para distinguir los proyectos que hayan realizado una labor sobresaliente en cuanto a sostenibilidad durante su producción.
Nace además una nueva figura para cumplir estos objetivos, el “ecomanager”, que se encargará de concienciar a los equipos, calcular el impacto ambiental y ejecutar un plan de sostenibilidad apropiado a la producción.
La sostenibilidad es ya una tendencia imparable en todos los sectores productivos de la economía española. Y también en el cine. Amén de la Guía de la Academia de Cine, distintos organismos están publicando otras Guías para conseguir un rodaje sostenible, como han hecho el Instituto de Cultura de Barcelona y distintas productoras.
Prueba de este compromiso con la sostenibilidad ha sido el 25 Festival de Cine de Málaga, clausurado el 27 de marzo. El certamen anunció antes del comienzo que iba a calcular la huella de carbono de las actividades y eventos derivados del programa. También adoptó un protocolo general de sostenibilidad. Para realizar estas acciones, se asesoró con Green Globe Sostenibilidad y Proyectos Ambientales. AENOR tuvo el encargo de certificar la huella de carbono.
Ofrecemos a continuación diez consejos para lograr un rodaje sostenible:
Las tres “R”. Toda producción que quiera ser sostenible debe reducir, reutilizar y reciclar: reutilizar decorados, vestuarios y otros materiales.
Fuera plásticos de un solo uso. La pandemia de COVID-19 ha obligado a usar geles hidroalcohólicos, mascarillas y otros productos. Muchos de esos residuos, elaborados con plástico, pueden acabar en el mar. Por eso en los rodajes hay que eliminar los plásticos un solo uso que no sean necesarios. Existen otras soluciones, como las botellas de agua reutilizables de aluminio, los cubiertos de bambú compostables envueltos en papel y la instalación de fuentes o dispensadores de agua.
Compensar la huella de carbono. Conviene calcular el carbono emitido con la actividad y el transporte en la producción para poder compensarlo con ayuda económica a proyectos que se encargan de ello.
Contenidos comprometidos. La inclusión de valores medioambientales en los guiones puede concienciar a los espectadores, porque las producciones audiovisuales llegan a millones de personas. Si se muestran comportamientos ecológicos (reciclaje, reutilización de productos…), se favorece el cambio de conducta.
Eficiencia energética. Es mejor conectarse a la red pública o a un grupo electrógeno que funcione con gas natural o a los de potencia menor de 10 kW que usen gasolina. La iluminación debe realizar con LED o lámparas de clase A. En la medida de lo posible, hay que apostar por las energías renovables.
Transformación digital. Se debe reducir el uso del papel y las impresiones. Los documentos de trabajo se pueden compartir por medios electrónicos.
Movilidad. Se debe fomentar el uso del transporte público y la bicicleta entre los participantes en el rodaje. Los vehículos utilizados en la producción han de ser eléctricos o híbridos. Conviene reducir la distancia entre el alojamiento (a poder ser hoteles sostenibles) y los sets de rodaje. Hay que procurar eliminar viajes innecesarios y evitar el avión, porque es un medio de transporte muy contaminante.
Alimentación. Entre las medidas que deben estudiarse para favorecer la comida ecológica se encuentra la posible contratación de un catering local, que además contribuye a generar riqueza en la zona donde se está rodando. Promover el pequeño negocio también es sostenible. Conviene evitar también las aplicaciones de delivery para las comidas. Con frecuencia, el desperdicio de alimentos se convierte en un problema de difícil solución. Entre las opciones para hacer frente a este desperdicio figura donar lo que sobra a asociaciones, ONGs o habitantes de la localidad.
Espacios sostenibles. Cuidar los espacios de trabajo resulta fundamental. Deben colocarse contenedores de recogida selectiva de los residuos causados. Hay que cumplir con los límites fijados en la ordenanza municipal de ruido. Si vecinos o comercios pueden estar afectados por la filmación, se debe informar con anterioridad. Al término del rodaje todo debe quedar como estaba, en orden y limpio.
Fomento de la economía local. A poder ser, debe contratarse personal local. Y esto incluye a profesionales del sector audiovisual, proveedores de otros servicios, alquiler de equipos y vehículos, adquisición de productos… Pueden llegarse a acuerdos con centros de formación especializada. El compromiso va más allá del equipo técnico y artístico, pues debe incluir a los proveedores que son precisos para un rodaje. Por eso se deben elegir proveedores locales sostenibles con servicios y productos de impacto nulo o mínimo en el entorno. En cuanto al catering, por ejemplo, debe escogerse aquella empresa que compre productos de proximidad y de temporada, así como alimentos y bebidas que procedan de agricultura ecológica o comercio justo.