Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, este año con el lema “Agua subterránea – Haciendo visible lo invisible”. Tal día se instituyó en 1993 por la Asamblea General de Naciones Unidas con el propósito de promover la importancia del agua dulce en el mundo. La decisión se tomó en 1992, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro (Brasil).
Esta edición pretende reclamar la protección del agua subterránea, porque a pesar de correr bajo la tierra es sin duda un recurso esencial para la buena salud del planeta.
El agua subterránea se halla bajo la superficie terrestre y se almacena en los acuíferos, hasta el 97%, según datos de la ONU. Gracias al agua subterránea se suministra agua potable y se da contenido a las instalaciones de saneamiento. También es la fuente de vida de agricultura, industria y ecosistemas.
Extracción del agua subterránea
La situación se ha tornado peligrosa por la desmedida extracción de las reservas de agua y el aumento de la temperatura global. El cambio climático está modificando los procesos que hacen disponible el agua. Se cifra en 2.200 millones las personas que no tienen acceso a ella.
Motivo de preocupación generalizada es la disminución importante de los recursos hídricos por el uso incorrecto y el despilfarro, algo que resulta más sangrante todavía con las grandes zonas del planeta que carecen de agua. El crecimiento de la población no facilita la situación.
La contaminación y el cambio climático, como evidencian los informes, provocan el desplazamiento de millones de personas. Y las guerras, muchas de ellas con un origen en el dominio de los recursos, entre ellos el agua.
Somos agua
Somos agua, como decía Carl Sagan en su televisivo programa “Cosmos”. El 70% de la Tierra está compuesto de agua, pero solo un pequeño 2,5% es agua dulce. Y, además, de esta cifra tan solo solo el 0,007% puede ser consumida por el hombre. El 69% está congelada en los polos, el 30% fluye como agua subterránea en los acuíferos y el 1% en embalses, lagos, ríos y arroyos.
La pandemia de COVID-19 ha puesto el foco en la importancia del agua para frenar la expansión de epidemias y enfermedades infecciosas. Lavarse las manos sigue siendo fundamental para cortar la transmisión del COVID-19 y otras enfermedades. Pero claro, solo si se tiene de agua y jabón para lavarse las manos. En todo el mundo hay casi tres mil millones de personas que no pueden hacerlo.
La estadística indica que en las ciudades vivirá el 75% de la población mundial en 2050. Si no existe un adecuado proceso de los sistemas de abastecimiento de agua potable, saneamiento y alcantarillado será complicado el futuro. La economía circular y el uso de recursos hídricos alternativos son posibles soluciones.
ODS 6
Este Día Mundial se enmarca en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, cuyo meta es la lograr la garantía del acceso al agua limpia y a un saneamiento adecuado a toda la población mundial antes de 2030.
El cumplimiento de los ODS resulta vital para el futuro de la humanidad. El ODS 6 busca lograr el acceso universal y equitativo al agua potable de toda la población, mejorar la calidad del agua, reducir la contaminación, eliminar en la medida de lo posible los vertidos y reducir al mínimo la emisión de sustancia químicas y productos peligrosos.
Con este objetivo también se apuesta por acrecentar el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y abastecimiento de agua dulce ante la escasez. Para acercarse a los propósitos es preciso proteger y restablecer los ecosistemas vinculados con el agua, incluidos bosques, montañas, humedales, ríos, acuíferos y lagos.
La campaña del Día Mundial del Agua de este año está coordinada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUE), en colaboración con la FAO, con el PNUD, la CEE de la ONU, UNICEF, UNESCO, ONU-Agua, la OMS y el Programa del Decenio de las Naciones Unidas sobre el Agua. También participan otras entidades como la Asociación Internacional del Agua, el Fondo Mundial para la Naturaleza y el Consejo Mundial del Agua.
Tecnología
La tecnología puede contribuir a paliar la escasez de este verdadero oro líquido. La gestión e interpretación de datos (big data), las mediciones inteligentes (smart metering) o la aplicación de modelos de inteligencia artificial son algunas de las herramientas que pueden desarrollar un mejor aprovechamiento del agua.
En este sentido, lo más reciente viene del desierto. Peng Wang, profesor de ciencia e ingeniería ambiental en la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología (KAUST) de Arabia Saudí, ha inventado un sistema para que se pueda cultivar en la sequía extrema del desierto. Solo precisa un panel solar, hidrogel con sal de cloruro de calcio y un bidón. El vapor de agua queda retenido y se condensa en gotas cuando sale el sol a primera hora de la mañana.