El uso consciente y responsable del teletrabajo, de un modo que se convierta en un teletrabajo sostenible, puede contribuir a reducir el impacto ambiental. El auge de este nuevo modelo laboral, motivado por circunstancias sanitarias, ha revelado algunas nuevas posibilidades para luchar contra el cambio climático.
La pandemia de COVID-19 provocó distinta tipología de confinamientos y restricciones. La alternativa de muchas empresas e instituciones para continuar con el desarrollo económico y social fue el teletrabajo. En abril de 2020, en medio del confinamiento más severo, una quinta parte de las personas empleadas en España (3,65 millones) lo hicieron desde sus casas. En la actualidad lo hacen 2,75 millones de trabajadores (13,57%).
Teletrabajo sostenible y emisiones
Según el informe de Greenpeace, Un año de teletrabajo: su impacto en la movilidad y en las emisiones de CO2 (2021), el transporte es el sector que más contribuye a aumentar las emisiones de dióxido de carbono y el actor principal de la mala calidad del aire en grandes zonas urbanas.
La reducción de la movilidad durante el confinamiento domiciliario en los meses de marzo, abril y mayo de 2020 provocó un espectacular descenso de la contaminación. Los datos: durante estos meses las emisiones de CO2 en España bajaron un 32%.
El estudio de la organización ecologista señala que un día de teletrabajo sostenible a la semana puede ayudar a ahorrar hasta 406 toneladas de CO2 diarias. En porcentajes, la implantación del teletrabajo hace posible la disminución de un 7-8% las emisiones causadas a diario por los desplazamientos al lugar de trabajo y un 3% de las derivadas del transporte de viajeros en general.
Calidad del aire
Otra investigación, de Ecologistas en Acción sobre la calidad del aire en 26 ciudades españolas en el periodo entre el 14 de marzo y el 31 de octubre de 2020, determina que se produjo una reducción del 38% de los niveles de NO2 (dióxido de nitrógeno), en comparación con la media de la última década. Durante el primer estado de alarma, de marzo a mayo, se alcanzó una disminución del 52%. El mismo estudio apunta un menor nivel del ozono.
Trabajar desde casa favorece conseguir los propósitos sobre el cambio climático de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Otros beneficios del teletrabajo son la reducción del consumo de papel y la contaminación lumínica y acústica de las ciudades
Posibles desventajas
Un estudio de Harvard Business Review, realizado por los profesores Ganga Shreedhar, Kate Laffan y Laura M. Giuge, indica que existen objeciones a la vinculación entre teletrabajo y protección del medio ambiente.
Por ejemplo, la energía consumida. Las calificaciones energéticas del hogar determinan en muchas ocasiones si se da un teletrabajo sostenible o no. Los consumos individuales en el hogar, por la calefacción en invierno, o por el aire acondicionado en verano, contaminan sobremanera. Sobre todo, porque la mitad de las viviendas en España tiene más de 30 años. En su gran mayoría, estos hogares no pueden limitar su demanda de energía por mal aislamiento o por equipos de climatización obsoletos.
Para lograr un teletrabajo sostenible se debe tratar de reducir al máximo el consumo energético. Por ejemplo, usando la luz natural todas las horas del día que sea posible. Regular la temperatura de la habitación donde se trabaja y apagar el ordenador cada día son otras opciones. Al uso de la tecnología hay que añadir la huella de carbono, que puede ser mayor con el consumo de energía en casa.
El trabajo en remoto genera huella ambiental. Conviene reducirla y para ello se debe ejercer un comportamiento sostenible. Otro estudio, de la plataforma Más Familia, refleja que con un 40% de empleados trabajando en remoto se lograría una reducción de 332.843 toneladas de CO2 al año solo en una ciudad como Barcelona. Extrapolando al resto de España, el teletrabajo haría descender los niveles de carbono en tres millones de toneladas.
Consejos para ahorrar
Ordenadores, móviles y otros dispositivos gastan energía y provocan una importante huella de carbono. La tecnología digital ocasiona un importante aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Un usuario responsable debe vigilar el sobreconsumo digital, porque para 2040 las emisiones de la tecnología pueden alcanzar el 14%, según un estudio de la Universidad McMaster (Canadá).
¿Consejos para evitar emisiones? Comprar equipos menos potentes que gasten menos energía, usar la tecnología de manera más racional o cambiar de dispositivo solo cuando sea preciso. De todos los dispositivos, el que más contamina es el teléfono móvil, por encima de ordenadores. Se recomiendan usar el mismo móvil con doble tarjeta SIM para cuestiones personales y laborales.
Para el trabajo colaborativo es mejor usar plataformas en la nube en vez de enviarlos por email. La visualización de videos online causa también un gran impacto ambiental: el gasto de energía cuando vemos un video de 10 minutos equivale a cinco horas escribiendo y enviando emails frenéticamente. Se recomienda ver los videos a través de streaming en definición estándar.
En cuanto a los residuos, los trabajadores se muestran más proactivos a la hora de reciclar en su hogar que en la oficina.